La coalición en gobierno de Alemania acordó prohibir el fracking para el gas de esquisto de forma indefinida hace ya un mes, después de años de controversia y negociaciones fallidas. A pesar de esto, los grupos medioambientales han señalado que esta prohibición no es del todo efectiva y exigen una prohibición completa. Esta es una medida que se ha debatido ampliamente, sobre todo considerando los riesgos que el fracking representa para el medio ambiente, particularmente para el agua potable.
El fracking o fracturación hidráulica es una técnica controversial utilizada para extraer gas natural atrapado en formaciones rocosas profundas. Este proceso consiste en inyectar a alta presión agua, arena y productos químicos en las rocas para liberar el gas. Sin embargo, los riesgos asociados, como la contaminación de acuíferos y la alta demanda de agua, han generado una gran oposición.
Si bien la coalición en Alemania ha acordado imponer una prohibición, esta incluye excepciones para pruebas de perforación bajo la autorización de los gobiernos estatales. La industria alemana ha manifestado su interés en mantener abierta la posibilidad de realizar fracking en el futuro, argumentando que podría reducir el costo de la energía. No obstante, se enfrenta a la férrea oposición de grupos ecologistas, que advierten sobre los peligros para los recursos hídricos del país.
La situación legislativa en Alemania y su comparación con otros países
Si la ley es aprobada en el Parlamento, Alemania seguirá el ejemplo de Francia, que también ha prohibido completamente el fracking. En contraste, países como el Reino Unido permiten esta práctica, pero bajo estrictas regulaciones ambientales. En Alemania, el fracking ha estado bajo escrutinio durante varios años, y el gobierno ha intentado en numerosas ocasiones aprobar legislación al respecto.
Ya en 2015, Alemania intentó promulgar una legislación similar contra el fracking. Sin embargo, debido a desacuerdos entre los partidos políticos, la ley no se aprobó en ese momento. Ahora, la nueva propuesta ha sido criticada por organizaciones como Earth Germany (BUND), que acusan al gobierno de no ir lo suficientemente lejos en la prohibición, ya que esta se revisará en 2021, lo que podría significar la reanulación del fracking en cinco años.
Según Hubert Weiger, presidente de BUND, la ley debe ser reemplazada por una prohibición total y permanente. El temor de los ecologistas radica en que, si se deja la posibilidad de revisar la prohibición, la actividad podría reanudarse más adelante, lo que pondría en peligro los recursos naturales de Alemania.
Fracking: ¿qué es y cuáles son sus implicaciones?
El fracking es una técnica de extracción de gas y petróleo que se utiliza en formaciones geológicas no convencionales como el esquisto. Consiste en perforar el subsuelo en profundidades que pueden llegar hasta los cinco kilómetros y luego inyectar una mezcla de agua, arena y productos químicos a alta presión para fracturar la roca y liberar el gas atrapado en ella.
Uno de los principales problemas del fracking es la cantidad de agua utilizada y los riesgos que plantea para los acuíferos subterráneos. En muchos casos, los productos químicos utilizados en el proceso pueden contaminar las reservas de agua potable. Además, el fracking requiere una gran infraestructura industrial que puede tener impactos significativos en el paisaje y los ecosistemas locales.
En Alemania, la resistencia a esta técnica ha sido considerable por parte de grupos ecologistas, que advierten sobre los riesgos a largo plazo. Estos riesgos no solo incluyen la contaminación del agua subterránea, sino también la posibilidad de que el fracking cause pequeños terremotos debido a la inyección de líquidos en el subsuelo.
Recursos de gas en Alemania: ¿vale la pena el fracking?
Alemania cuenta con importantes reservas de gas de esquisto, que podrían ser extraídas mediante fracking. Según el Instituto Federal de Geociencias y Recursos Naturales (BGR), los recursos técnicamente recuperables en el país ascienden a entre 800 y 940 mil millones de metros cúbicos de gas. Sin embargo, el consumo de gas natural en el país es alto, lo que implica que estos recursos podrían cubrir apenas unos 10 años de consumo actual.
Esto plantea un dilema: por un lado, el fracking podría reducir la dependencia de Alemania del gas importado, especialmente de Rusia. Por otro lado, los riesgos ambientales y las preocupaciones sobre el cambio climático dificultan su implementación. Además, el impacto climático del gas natural extraído mediante fracking es significativo. El metano, emitido durante el proceso de extracción, es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2.
En un esfuerzo por resolver estas preocupaciones, el gobierno alemán ha permitido la perforación de hasta cuatro pozos para fines de investigación. Estos proyectos se realizarán bajo supervisión científica para evaluar con mayor precisión los riesgos y beneficios del fracking en Alemania. Sin embargo, la oposición pública sigue siendo fuerte.
Posibles alternativas energéticas
A medida que el mundo se enfrenta a la transición energética, muchas voces sugieren que, en lugar de invertir en tecnologías como el fracking, se deben explorar alternativas más sustentables que estén en consonancia con los objetivos climáticos globales. El hidrógeno verde es una de esas alternativas, especialmente adecuada para cumplir con los compromisos energéticos y medioambientales de Alemania en el marco del Acuerdo de París.
El hidrógeno verde, producido mediante electrólisis con energías renovables, se presenta como una solución limpia y eficiente para desplazar el uso de combustibles fósiles. Además, la energía geotérmica también ha sido mencionada como una opción, ya que utiliza principios similares al fracking, pero sin los mismos riesgos de contaminación.
No obstante, el desarrollo de estas tecnologías a gran escala aún enfrenta desafíos técnicos y económicos, lo que abre la puerta a un debate más amplio sobre cómo Alemania podrá satisfacer sus necesidades energéticas en el futuro, especialmente en tiempos de crisis geopolíticas que afectan el suministro de gas.
Por ahora, la prohibición del fracking en Alemania sigue en pie, pero las divisiones dentro del gobierno y las presiones de la industria energética podrían marcar el futuro de esta controvertida técnica en el país.
La creciente demanda de energías limpias y la necesidad de reducir la dependencia del gas ruso probablemente acelerarán el desarrollo de alternativas como el hidrógeno verde y la energía renovable en general. No obstante, en un contexto donde Alemania busca evitar el desabastecimiento energético, la cuestión del fracking sigue siendo un tema de debate intenso que de alguna manera aún debe resolverse.