Generar energía mientras caminas es posible (baldosas inteligentes Pavegen)

baldosas

Caminando poco a poco se avanza, y hoy en día también se puede generar energía renovable y limpia. Las futuras smart cities que aspiren a ser sostenibles y que quieran optimizar recursos tienen en un invento para conseguirlo: las baldosas inteligentes Pavegen aprovechan la pisada del viandante y la transforman en vatios listos para consumir al momento o para almacenarse en la red eléctrica.

Estas son colocadas en lugares estratégicos de gran afluencia de público, como centros comerciales, colegios, estadios de fútbol, calles, plazas o terminales de aeropuertos, podrían convertir las ciudades en verdaderas plantas eléctricas.

Obviamente, estas baldosas están fabricadas con materiales reciclados y, además, son reciclables en un 80% (la capa superior es de caucho, neumáticos viejos, capaz de resistir más de cinco años de pateo intensivo).

Si Tesla ha revolucionado el concepto del coche eléctrico, estas baldosas podría traer una nueva era de la energía renovable gracias a la forma más común de transporte en la Tierra: caminar.

Tesla

En el 2009 Laurence Kemball-Cook tenía 26 años, estudiaba tecnología y diseño indrustrial en la Universidad de Loughborough, donde hacía sus prácticas en una empresa de electricidad. Debía estudiar la aplicación de la energía solar y eólica en las ciudades, y ninguna le acababa de convencer. Entonces, se le encendió la bombilla y centró el foco en la energía que generan las propias personas.

Así nació Pavegen Systems, una ‘star-up’ que ya ha colocado baldosas amarillas fluorescentes -los primeros prototipos eran llamativos rectángulos- y negras losetas triangulares -la nueva y más eficiente generación V3– en 150 espacios urbanitas, temporales y permanentes, como el aeropuerto de Heathrow, la calle Oxford o el exterior del centro comercial Westfield Stratford City (Londres), en la estación Saint Omer (en la región Norte-Paso de Calais), en una cancha de fútbol en la favela Morro de Mineira (Río de Janeiro), en la plaza Federation de Melbourne, en el centro Sandton City Mall (Johannesburgo) o, el último ejemplo, la instalación, el pasado otoño, de 68 baldosas en Dupont Circle, a muy pocas manzanas de la Casa Blanca, en Washington. «Es solo un azulejo tonto», asegura el CEO Kemball-Cook. «Cuando se camina sobre él es cuando se convierte en inteligente». Gracias a esas pocas placas las farolas colindantes se abastecen de luz.

heathrow

COMO DOROTHY EN ‘EL MAGO DE OZ’

Muchos de estos espacios urbanos han visto la nueva versión de las baldosas que pisaba Doroty en ‘El mago de Oz’ gracias a la apuesta que han hecho empresas como Siemens, Samsung, Shell entre otras por esta tipo de tecnología. Los premios se acumulan: el Observer Ethical Award, en el 2011, los SXSW: Interactive Innovation Awards, el año pasado…

El funcionamiento de los suelos se basa en recuperar la energía cinegética de nuestro cuerpo al caminar, lo cual provoca que la baldosa descienda hasta un máximo de un centímetro (dependiendo del peso de cada persona). Segun el CEO de la empresa (Kemball-Cook) «Es como andar en un área infantil de un parque con revestimiento de goma».

La fuerza de la pisada acciona una rueda que produce energía eléctrica, gracias a la inducción electromagnética. El mecanismo se parece a un generador, solo que en lugar de aire o agua son nuestros pasos los que lo accionan.

NUEVA GENERACIÓN

Las primeras versiones de las baldosas eran rectangulares, pero esta generación utiliza cada vértice de un triángulo, disponiendo así de un generador por esquina. Esta versión es capaz de generar 5 W de potencia continua al caminar sobre una de estas losetas, siendo 200 veces más eficiente que el primer modelo. No es una gran cantidad, pero por ejemplo suficiente como para aportar el 40% de la iluminación de una cancha de fútbol de barrio. El sistema incluye una batería interna que almacena la energía, principalmente pensada para aprovecharse en el alumbrado público, zonas wifi, paneles de publicidad, para cargar aparatos inalámbricamente entre otras cosas.

De momento, las baldosas resultan demasiado caras. Sin embargo, el fundador de la empresa espera corregir esto gracias a la producción en cadena y  que cada vez su empresa recibe más encargos. Además hay una moda «green», y eso hace que cada vez los gobiernos apuestan más por la conservación del medio ambiente. En el último año, por ejemplo, el coste ha bajado el 70%, y el objetivo de Pavegen es llegar a unos 45 euros la baldosa.


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