Gas radón y sus efectos en la salud: cómo reducir los riesgos

  • El radón es la segunda causa de cáncer de pulmón, después del tabaco.
  • Las concentraciones de radón son más peligrosas en áreas cerradas y mal ventiladas.
  • Existen métodos eficaces para reducir la acumulación de radón en viviendas.

radón gas

Alguna vez hemos oído hablar de los gases nobles. Estos son aquellos gases que son inertes y que no suelen reaccionar químicamente. En este caso, hablamos del gas radón. Este es un gas de origen natural que es incoloro, inodoro y no tiene sabor. Como he mencionado, es un gas inerte, lo que significa que no interacciona fácilmente con otros elementos a nivel ambiental, como sucede con el nitrógeno en nuestra atmósfera, el cual respiramos y expulsamos sin alterar sus propiedades.

Este gas radón se produce por la desintegración radiactiva natural del uranio. El uranio está presente en muchos tipos de rocas y suelos, e incluso en el agua. La pregunta que surge aquí es: ¿qué relación tiene el radón con el cáncer? Cabe destacar que los niveles de radón varían según factores geológicos, lo cual puede incrementar los riesgos de salud en diferentes zonas.

¿Qué es el radón? Características del gas radón

El gas radón emerge de manera natural desde el suelo terrestre y se distribuye en el aire. A medida que se desplaza, se va desintegrando y liberando partículas radiactivas. Estas partículas son peligrosas porque, al inhalarlas, pueden quedarse en el revestimiento de nuestras vías respiratorias, lo que puede causar daño al ADN de las células. Esto puede aumentar significativamente las probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón.

En condiciones normales al aire libre, el radón no representa un peligro ya que, siendo inerte, se dispersa rápidamente y las concentraciones son mínimas. Las mediciones varían entre 5 y 15 Bq/m3 (unidad de medida de la actividad radiactiva, becquerels). A estos niveles, la exposición no supone ningún riesgo para la salud humana. Sin embargo, en áreas cerradas, como viviendas o minas, donde el aire no circula tan bien, las concentraciones de radón pueden ser mucho mayores y peligrosas.

Por ejemplo, en minas, cuevas o plantas de tratamiento de aguas, se detectan las concentraciones más altas de radón debido a la falta de ventilación. En edificios como viviendas, colegios y oficinas, los niveles de radón pueden variar entre 10 a 10.000 Bq/m3. Este amplio rango implica que en algunos casos, las concentraciones son lo suficientemente altas como para ser consideradas peligrosas para los habitantes.

¿Qué efectos tiene el gas radón en la salud?

Al inhalar el gas radón, las partículas radiactivas resultantes se combinan con las células de nuestras vías respiratorias alterando su ADN, lo que puede desencadenar la aparición de cáncer de pulmón. De hecho, el gas radón es la segunda causa principal de cáncer de pulmón después del tabaquismo. Según datos de la OMS, en países donde el consumo de tabaco es alto, el porcentaje de cánceres de pulmón causados por el radón puede oscilar entre el 3% y el 14%.

gas radon efectos salud

En estudios realizados en trabajadores de minas de uranio, se ha demostrado una mayor tasa de cáncer de pulmón debido a la exposición prolongada a niveles elevados de radón. Estudios similares en América del Norte, Europa y China han establecido que incluso exposiciones a bajas concentraciones de radón en las viviendas pueden aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias.

Para proporcionar una referencia concreta, los investigadores han determinado que por cada incremento de 100 Bq/m3, el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón aumenta alrededor de un 16%. Este riesgo es mayor en personas que fuman, pues el radón y el hábito de fumar tienen un efecto sinérgico, aumentando el riesgo en un factor de 25 comparado con los no fumadores.

Hasta ahora, no hay evidencia concluyente de que el radón cause otros tipos de cáncer u otras enfermedades. La probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón sigue siendo la principal preocupación.

¿Cómo se acumula el gas radón en las viviendas?

gas radón viviendas

La mayor exposición al radón tiende a ocurrir en los hogares. Sin embargo, las concentraciones de este gas varían dependiendo de la cantidad de uranio presente en el subsuelo. Las vías por las que el radón puede entrar en las viviendas son diversas: pequeñas grietas en los suelos, uniones entre pared y suelo, poros de hormigón, áreas alrededor de las tuberías y cables, y hasta por los desagües. Las áreas más problemáticas suelen ser los sótanos y bodegas, que están en contacto directo con el suelo.

Debido a su naturaleza gaseosa, el radón tiende a desplazarse y acumularse en puntos poco ventilados. Esto significa que las concentraciones pueden variar dentro de la misma vivienda o incluso en diferentes momentos del día. Por esta razón, es recomendable medir los niveles de radón en el hogar de forma periódica, especialmente en aquellos ubicados en zonas geográficas donde se sabe que el subsuelo tiene altas concentraciones de uranio.

Cómo reducir la concentración de gas radón en las viviendas

Si bien el gas radón puede parecer una amenaza invisible, existen medidas concretas y efectivas que se pueden adoptar tanto en construcciones nuevas como en viviendas ya existentes para reducir su concentración. Estas medidas incluyen:

  • Mejorar la ventilación del hogar, especialmente en las áreas más cercanas al suelo.
  • Instalar sistemas de extracción mecánica en sótanos o soleras para eliminar el radón.
  • Sellar grietas y juntas donde el radón pueda infiltrarse, especialmente en pisos y paredes.
  • Ventilar áreas cerradas habitualmente, como sótanos o garajes subterráneos.

Con estas prácticas, es posible reducir la concentración de radón en hasta un 50%, y con la instalación de sistemas específicos de gas radón, se puede reducir aún más. Además, en países como Estados Unidos se suelen incorporar medidas de protección en las edificaciones nuevas para prevenir la filtración de radón desde el subsuelo.

¿El gas radón está presente en el agua potable?

gas radón y sus efectos en la salud

Aunque el radón puede estar presente en el agua potable, sobre todo en los suministros provenientes de aguas subterráneas en contacto con rocas graníticas, hasta el momento no se ha demostrado que esta fuente de exposición aumente el riesgo de cáncer de estómago u otros tipos de cáncer. La exposición al radón por el agua potable es considerada mínima en comparación con la inhalación del gas, que es la vía más directa de contacto y la que conlleva los mayores riesgos para la salud.

Si bien el radón disuelto en agua puede liberarse en pequeñas cantidades al aire interior, la exposición principal sigue siendo la inhalación de gas radón en ambientes cerrados poco ventilados.

Como has podido notar, el gas radón no es algo a lo que debamos ignorar. Sin embargo, también es cierto que hay formas efectivas de reducir la exposición y minimizar el riesgo, especialmente si no se fuma, se ventilan adecuadamente los espacios y se toman las medidas de mitigación oportunas en viviendas y lugares de trabajo.


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