El 18 de noviembre de 2017, alrededor de 200 negociadores del clima de países de todo el mundo se reunieron para tratar un tema crucial para el futuro del planeta: la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en el marco de la COP23 (Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático).
Este evento cobró especial relevancia debido a la complicada situación política, marcada por el anuncio de la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París. A pesar de esta retirada, los países participantes continuaron con su compromiso para avanzar en la lucha contra el cambio climático, y las reuniones se extendieron hasta la madrugada en Bonn, Alemania, debido a discrepancias sobre la financiación para combatir el cambio climático, un punto de tensiones entre los países desarrollados y las naciones en desarrollo.
Objetivos de la COP23
El principal objetivo durante la COP23 fue dar los primeros pasos hacia la implementación del Acuerdo de París de 2015. Este acuerdo fue firmado para evitar que la temperatura global del planeta aumente más de 2ºC en comparación con los niveles preindustriales, y, si es posible, limitar el aumento a 1.5ºC.
Además de la implementación del Acuerdo, las naciones más vulnerables al cambio climático, especialmente los países en vías de desarrollo, exigieron la aclaración de los compromisos de reducción de gases de efecto invernadero por parte de los países más industrializados. También se demandó mayor transparencia en los compromisos financieros destinados a combatir el cambio climático, con la mirada puesta en 2020, cuando el Acuerdo de París entrará plenamente en vigor.
Los avances logrados durante la COP23 serán evaluados en la siguiente conferencia, la COP24, que se celebrará en Katowice, Polonia, en diciembre de 2018. Se espera que para entonces se haya identificado el inventario de emisiones y los planes de financiación concretos.
Impacto del cambio en las emisiones de gases de efecto invernadero
Uno de los puntos clave abordados durante la COP23 fue el comportamiento reciente de las emisiones de gases de efecto invernadero. Tras tres años de estabilidad, en 2017 se produjo un aumento del 2% en estas emisiones, lo que generó preocupación entre los expertos y negociadores.
Alden Meyer, de la Unión de Científicos Preocupados, declaró: «Hay mucho nerviosismo entre los países industrializados, ya que no quieren comprometerse con cifras y plazos definitivos«. En contraste, la Climate Action Network se mostró optimista resaltando que las decisiones tomadas en Bonn ejercen presión para que las naciones desarrolladas incrementen sus compromisos antes de 2020.
Un aspecto particularmente delicado fue la participación de Estados Unidos, uno de los mayores emisores de CO2 y tradicionalmente uno de los principales financiadores de iniciativas climáticas. Bajo la administración de Donald Trump, Estados Unidos anunció su retirada del Acuerdo de París, aunque sigue participando de manera neutral en las negociaciones. A la sombra de esta retirada, otras naciones industrializadas y emergentes, como el Reino Unido y Canadá, tomaron la delantera para liderar la transición hacia un futuro más sustentable, con el anuncio de una alianza para eliminar gradualmente el uso de carbón como fuente de energía.
Desafíos financieros en la lucha contra el cambio climático
La financiación climática fue otro de los puntos más discutidos en la COP23. Los países en vías de desarrollo, muchos de los cuales son vulnerables al impacto del cambio climático, argumentaron que no habían recibido suficiente apoyo económico para cumplir con sus metas de mitigación y adaptación.
En respuesta, los países desarrollados acordaron proporcionar informes bianuales sobre cómo planean aportar los 100.000 millones de dólares anuales comprometidos en el Acuerdo de París. Esta suma está destinada a financiar tanto la adaptación como la mitigación del cambio climático en las naciones más vulnerables.
Además, se decidió que el Fondo de Adaptación seguiría operando bajo el mandato del Acuerdo de París. Este fondo ofrece ayuda rápida a las naciones en desarrollo para hacer frente a los efectos inmediatos del cambio climático, como inundaciones o huracanes.
El Diálogo de Talanoa: Un avance en los compromisos globales
Un aspecto destacado durante la COP23 fue la introducción del Diálogo de Talanoa, un proceso diseñado para evaluar el progreso de los compromisos climáticos asumidos por los países y fomentar una mayor ambición en sus planes de reducción de emisiones.
El nombre Talanoa proviene de una antigua tradición de Fiyi, el país que presidió la COP23, y simboliza un proceso de diálogo inclusivo en el que las partes comparten de manera constructiva sus historias, realidades y dificultades. Durante este diálogo, los países se comprometieron a revisar y mejorar sus compromisos climáticos para ajustarse mejor a las metas del Acuerdo de París, que busca limitar el calentamiento global a menos de 2ºC.
El Diálogo de Talanoa incluirá una fase preparatoria y otra política, culminando en la COP24 en Katowice en 2018, donde jefes de estado y ministros harán un balance de las emisiones para actualizar sus compromisos.
Acciones internacionales: América Latina y el Fondo Verde para el Clima
En el contexto latinoamericano, la canciller de Ecuador, María Fernanda Espinosa, en representación del Grupo G77+China, que agrupa a 134 países, destacó la necesidad de movilizar fondos adicionales para el Fondo Verde para el Clima (FVC). Este fondo financia proyectos para enfrentar el cambio climático en países en desarrollo, y se espera que logre captar 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020.
Además, varios países latinoamericanos presentaron avances en torno a sus compromisos climáticos nacionales, conocidos como Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs). Argentina, por ejemplo, presentó un plan con más de 40 medidas para reducir sus emisiones en sectores clave como la energía, el transporte y los bosques. Uruguay también destacó por su meta de reducir las emisiones en un 50% en relación con su Producto Interno Bruto (PIB) para 2025.
Temas clave: Agricultura y comunidades indígenas
Uno de los grandes logros de la COP23 fue la inclusión de la agricultura en las negociaciones climáticas. Durante años, este sector solo había sido discutido en términos técnicos, pero en Bonn se dio un paso importante al establecer un plan de trabajo para abordar la adaptación de la agricultura frente al cambio climático. Esto incluye medidas para mejorar la capacidad de los suelos de almacenar carbono y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la ganadería.
Otro hito significativo fue la creación de una plataforma para compartir conocimientos locales y ancestrales, lo que permitirá a las comunidades indígenas participar en las negociaciones sobre el cambio climático. Esto representa un avance importante, ya que reconoce el valor de los conocimientos tradicionales para enfrentar los desafíos ambientales.
La COP23 sentó las bases para un futuro más ambicioso en cuanto a la acción climática global. Aunque la retirada de Estados Unidos generó incertidumbre, el resto de los países reafirmaron su compromiso y se lograron avances cruciales en la implementación del Acuerdo de París. Queda un largo camino por recorrer, pero los cimientos están colocados.