Las energías renovables están cobrando cada vez más relevancia en los mercados internacionales, obteniendo grandes resultados. En España, la energía de la biomasa ha experimentado un notable crecimiento. El 21 de noviembre de 2017, Día Europeo de la Bioenergía, Europa logró satisfacer toda su demanda de energía utilizando biomasa. Sin embargo, el caso de España muestra que todavía queda trabajo por hacer en comparación con otros países europeos. Aquí, el Día de la Bioenergía se celebró el 3 de diciembre, destacando la importancia de gestionar y aprovechar mejor la biomasa para avanzar en la autosuficiencia energética.
Según la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), España tiene el potencial de aprovechar aún más la biomasa residual para abastecerse de energía renovable. Esto plantea una pregunta clave: ¿Es posible que España pueda cubrir toda su demanda energética solo con biomasa?
Aprovechamiento eficiente de la biomasa
El uso de biomasa como fuente de energía ha aumentado considerablemente en España, especialmente la biomasa agrícola, que se presenta como un recurso energético local disponible durante todo el año. Este tipo de biomasa tiene un coste económico más bajo que la originada en los bosques, lo que la convierte en una opción atractiva. Aumentar la conciencia y la información sobre el uso de la biomasa agrícola puede ayudar a reducir la dependencia de los combustibles fósiles, que incrementan las emisiones de CO2 y son más contaminantes.
Una de las principales ventajas de la biomasa en comparación con otras fuentes de energía renovable es su facilidad de instalación y viabilidad económica. Existen tecnologías eficientes que permiten generar suficiente energía para cubrir diversas necesidades. Entre las fuentes más exitosas de biomasa agrícola destaca la de los viñedos. El proyecto LIFE ViñasxCalor ha demostrado que las podas de los viñedos pueden ser utilizadas como recurso energético, reduciendo el consumo de combustibles fósiles en comarcas como el Penedés, en Barcelona.
Según proyectos como AgroBioHeat, España podría anticipar su Día de la Bioenergía si mejorara la gestión de su biomasa agrícola y forestal. El objetivo es alcanzar una autosuficiencia energética más temprana, acercándose a países como Francia, donde el Día de la Bioenergía se celebra el 25 de noviembre. Cuanto más temprano se celebre, más potencial tendrá España para depender de energías renovables a partir de la biomasa durante el resto del año.
Objetivo de adelantar el día de celebración
Para lograr adelantar la fecha del Día de la Bioenergía, es necesario mejorar el aprovechamiento de los residuos agrícolas como rastrojos y restos de poda, además de otras fuentes como los residuos forestales. Según Avebiom, si se gestionaran mejor los incendios forestales, las podas de olivo, frutales y los sarmientos, España podría reducir significativamente el consumo de combustibles fósiles.
El hecho de que España pueda ser autosuficiente energéticamente durante 28 días significa que es posible reducir la dependencia de las importaciones de petróleo y gas. A largo plazo, este tipo de energía renovable podría abastecer a gran parte del país, sin embargo, se necesita mayor inversión en infraestructura y políticas de incentivo para optimizar este recurso.
Potencial de la agrobiomasa en España
En 2022, la gestión de biomasa representó más del 0,3% del PIB español, generando 50.000 empleos directos e indirectos y facturando más de 4.500 millones de euros. Un área crucial donde la biomasa destaca es en la generación térmica. De hecho, representa entre el 70% y 80% de la energía térmica en España, especialmente en sectores industriales y domésticos. Esta alta dependencia de la biomasa para la calefacción es una clara oportunidad de crecimiento que podría ayudar a adelantarse al Día Europeo de la Bioenergía.
Además, la producción de biometano a partir de residuos ganaderos y agrícolas está ganando terreno. España ya cuenta con varias plantas de biometano operativas, y este gas renovable se inyecta en la red para su consumo en hogares e industrias. Este es otro ejemplo del potencial de autosuficiencia energética de España utilizando fuentes locales de biomasa.
Dependencia de materias primas del exterior
No toda la biomasa empleada en España proviene del país. Por ejemplo, los biocarburantes y pellets usados en algunas centrales eléctricas son importados, principalmente desde Portugal. Sin embargo, los materiales para las calderas de biomasa domésticas y para usos industriales mayoritarios se obtienen principalmente de biomasa propia, como los restos de poda y el tratamiento de residuos agrícolas y forestales.
En España, la mayor parte de la biomasa, alrededor del 70%, se utiliza para la calefacción residencial, con un menor porcentaje dedicado a la generación de electricidad. Este porcentaje podría aumentar si se gestionaran mejor los recursos disponibles, como los residuos forestales y agrícolas. Además, debemos considerar los efectos adversos de la importación de biomasa desde el exterior, ya que contradice los objetivos de sostenibilidad que se buscan con esta transición energética.
La biomasa y los avances tecnológicos
Los avances tecnológicos han permitido un mejor aprovechamiento de la biomasa, destacando en la producción de biometano y combustibles renovables líquidos, importantes para sectores como el transporte. Empresas como Repsol ya han comenzado la producción de combustibles 100% renovables, utilizando residuos como aceite de cocina y grasas industriales. A medida que estas tecnologías se desarrollen, la biomasa podría ser clave para la producción de combustibles sostenibles a gran escala.
A nivel forestal, la biomasa también juega un papel importante en la prevención de incendios. El uso eficiente de los residuos forestales para la generación de energía contribuye a la gestión sostenible de los bosques, reduciendo el riesgo de incendios y ayudando a preservar los ecosistemas.
La biomasa es un recurso esencial para la transición energética en España. Su correcto aprovechamiento no solo reduciría la dependencia de combustibles fósiles, sino que también potenciaría el desarrollo económico de las zonas rurales, ofreciéndoles una solución limpia y renovable. A medida que se sigan desarrollando políticas y tecnologías, la biomasa podría desempeñar un papel fundamental en la autosuficiencia energética del país.