Los datos proporcionados por más de una década por dos satélites de vigilancia de la Tierra lanzado por la NASA confirma lo que ya sabíamos desde hace algún tiempo. Las lluvias han disminuido en la Amazonia, provocando una pérdida de la cubierta vegetal. Almacenando menos carbono, la selva amazónica contribuye al calentamiento global, lo que debería reducir aún más las lluvias en la región.
La conquista del espacio se presenta a veces como una búsqueda de lo inútil comiéndose recursos económicos enormes. No hay nada de más falso, primero porque ha catalizado importantes desarrollos tecnológicos, y también porque ha permitido el establecimiento de una red de telecomunicaciones de vital importancia para la aldea global. Por último, los satélites en órbita para vigilar la salud de la Tierra han permitido anticipar las amenazas de la humanidad.
Los investigadores utilizaron los datos recogidos por dos satélites, Terra y Aqua. Terra (EOS AM-1) fue lanzado por la NASA en una órbita sincronizada con el sol el 18 de diciembre 1999 y comenzó a realizar mediciones el 24 de febrero de 2000. El Aqua (EOS/PM-1), otro satélite de investigación científica de la NASA, está en órbita desde 2002. Su misión se centra específicamente en el estudio del ciclo del agua, es decir, en las precipitaciones y el proceso de evaporación. Uno de los temas estudiados usando ambos instrumentos es la relación entre los cambios en las precipitaciones en la Amazonía y en su cubierta.