El parón eólico en Catalunya continúa siendo un tema preocupante para el sector energético. Desde que se inauguró el parque eólico de la Serra de Vilobí II en enero de 2013, no se han instalado nuevos megavatios eólicos en la región. Este estancamiento afecta gravemente los objetivos energéticos estipulados en el Pacte Nacional per a la Transició Energètica de Catalunya, que busca que para 2030 el 50% de la electricidad provenga de fuentes limpias y para 2050 el 100% de la energía final sea de origen renovable.
El panorama actual del parón eólico en Catalunya
La situación en Catalunya es especialmente crítica debido a la alta dependencia de la energía nuclear, que representaba más del 54% de la generación eléctrica en 2015, mientras que solo un 18% provenía de fuentes renovables. Este panorama contrasta con el objetivo de alcanzar un equilibrio energético más ecológico con la velocidad que demanda la transición energética global.
Para cumplir los objetivos de 2030, Catalunya necesitaría instalar de manera continua 300 MW anuales de nueva generación eólica y una cantidad similar de fotovoltaica, lo cual parece cada vez más difícil. De hecho, las asociaciones empresariales del sector, como EolicCat, han lanzado alertas sobre la imposibilidad de cumplir estas metas si no se toman medidas urgentes.
El retraso en grandes proyectos como el que promueve Gas Natural Fenosa en Terra Alta, adjudicado en 2010 y que aún no ha salido a información pública en 2023, sigue siendo uno de los ejemplos más citados de la compleja situación que afecta al sector eólico catalán.
¿Por qué Catalunya se encuentra en este estancamiento?
El parón eólico en Catalunya tiene varias causas. En primer lugar, la eliminación de las primas a las energías renovables en 2012 hizo que la rentabilidad de los proyectos disminuyera considerablemente. Esto, sumado a la rigidez normativa, está impidiendo nuevos avances. La Generalitat había planificado la creación de siete zonas de desarrollo eólico prioritario (ZDP), pero muchos de los proyectos adjudicados han sido abandonados. De hecho, los adjudicatarios en seis de estas zonas presentaron su renuncia por la inviabilidad económica de los proyectos con las nuevas condiciones de mercado.
Actualmente, solo la zona de Terra Alta sigue activa, pero su avance también ha sido lento, con múltiples retrasos en la puesta en marcha, lo que genera más incertidumbre sobre el futuro de la energía eólica en la autonomía.
Factores clave para desbloquear el desarrollo eólico en Catalunya
Para desbloquear la situación, se han planteado diversos cambios que implican modificar el mapa eólico de Catalunya. Esto incluiría revaluar zonas que actualmente no pueden acoger parques eólicos debido a restricciones geográficas o ambientales. Expertos y asociaciones como EolicCat señalan la necesidad de una normativa más flexible que permita superar los actuales obstáculos burocráticos.
Además, las asociaciones empresariales solicitan un cambio en el sistema de subasta para la adjudicación de nuevos proyectos, de manera que se favorezcan instalaciones de más de 10 MW y se puedan realizar con una “libre promoción”, sin depender siempre de concursos públicos.
El desarrollo de la repotenciación de parques eólicos es otra opción crucial. Este proceso, que consiste en reemplazar aerogeneradores antiguos por otros más eficientes y modernos, permitiría aumentar la capacidad de producción sin necesidad de ampliar el espacio físico del parque eólico. A pesar de este evidente beneficio, la rigidez normativa ha dificultado la implementación efectiva de la repotenciación.
Tal es el caso de las instalaciones más antiguas en Catalunya que llevan operando más de 20 años, lo que las convierte en candidatas ideales para este tipo de mejoras. Sin embargo, se necesita una política pública que agilice este proceso, así como la actualización de la red eléctrica para poder integrar la energía generada por estas instalaciones mejoradas.
¿Cómo se compara Catalunya con otras regiones?
A nivel nacional y europeo, otras regiones como Galicia, Aragón o incluso Castilla y León han avanzado en el desarrollo eólico, mientras que Catalunya se ha visto rezagada por factores locales, entre los que destaca la escasez de terreno disponible para grandes proyectos eólicos. La comparación es impactante, ya que mientras Catalunya tiene una capacidad instalada de 1.272 MW, Castilla y León supera los 5.500 MW.
Recientemente, otras comunidades autónomas han facilitado la creación de parques eólicos con regulaciones que favorecen proyectos más pequeños o que optimizan el uso del suelo disponible. En particular, Aragón ha sido un referente en lo que respecta a la aprobación y puesta en marcha de nuevos parques eólicos en un tiempo relativamente rápido.
Intentos de reactivar la energía eólica en Catalunya
Durante los últimos años, se han hecho intentos para revertir la situación de parálisis en Catalunya. Entre las medidas que destacan, está el Decreto Ley 16/2019, que buscaba facilitar la instalación de proyectos de energía renovable. También en 2021, la Generalitat aprobó un nuevo decreto que introducía incentivos a proyectos más pequeños con arraigo local, lo que parecía un paso en la dirección correcta.
No obstante, aunque se ha notado un incremento en la cantidad de proyectos de autoconsumo e instalaciones solares en tejados, lo cierto es que siguen faltando grandes proyectos eólicos que puedan tener un impacto significativo en la reducción de emisiones de CO2 y en el avance hacia los objetivos energéticos marcados por el Pacte Nacional per a la Transició Energètica.
Finalmente, ante la reciente aprobación de una cincuentena de instalaciones renovables que suman 1.000 MW a lo largo de 2023, según datos del Departament d’Acció Climàtica, se observa un optimismo renovado. Si bien estas instalaciones incluyen mayoritariamente plantas solares, representan un cambio de tendencia en comparación con la última década. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar los 12.000 MW de capacidad instalada que se necesitarían para 2030.
Con más de 1.000 MW eólicos autorizados y no instalados, y con la necesidad de un nuevo marco regulador más adaptado a la realidad territorial y social de Catalunya, el futuro de la energía eólica en la región requiere acción inmediata para evitar aún más retrasos.