
El oso pardo vuelve a ser protagonista en la alta montaƱa de los Pirineos gracias al esfuerzo coordinado de naturalistas, asociaciones conservacionistas y administraciones. Esta primavera ha dejado constancia de la detección de 15 ejemplares distintos en la Vall dāAran, segĆŗn las recientes observaciones realizadas por expertos de DEPANA y la Fundación Oso Pardo (FOP). El seguimiento, dirigido por Marc Alonso, confirma la consolidación del oso en territorio catalĆ”n y pone el foco en la urgente necesidad de garantizar la convivencia con la actividad humana.
Las entidades conservacionistas insisten en que la presencia de este gran mamĆfero simboliza la salud ecológica de la zona y puede ser clave para el desarrollo sostenible. A la vez, hacen un llamamiento para intensificar la coordinación entre administraciones y agentes del territorio ante el aumento de la presencia del oso, que ya es una realidad consolidada y cada vez mĆ”s visible tanto para habitantes como para visitantes.
Seguimiento y coexistencia en el Valle de ArƔn

Los trabajos de vigilancia se estĆ”n llevando a cabo con mĆ©todos respetuosos para no alterar el comportamiento natural de los animales, utilizando grabaciones a distancia y evitando interferencias humanas. Las imĆ”genes recogidas muestran machos, hembras, crĆas y jóvenes en dispersión, lo que refleja el buen estado de la población y el avance del proceso de expansión en el Aran y el Pallars SobirĆ .
Ambas entidades solicitan una mayor implicación institucional para asegurarse de que la protección del oso pardo se mantenga coordinada. La colaboración entre la Generalitat de Catalunya, el Conselh Generau dāAran y otras administraciones es vista como esencial para lograr compatibilidad entre conservación y usos tradicionales del espacio rural, especialmente la ganaderĆa.
El uso de medidas preventivas, como cercados electrificados y protección mediante perros de guarda, ayuda a minimizar los daƱos a la ganaderĆa. AdemĆ”s, existen sistemas de compensación económica para los casos en que se producen daƱos, facilitando asĆ la aceptación social del oso en zonas rurales.
Uno de los desafĆos que se intensifica, segĆŗn relatan los expertos en la zona, es la regulación de la afluencia de visitantes atraĆdos por la posibilidad de observar osos en libertad. La masificación en algunos puntos de la Val dāAran ha obligado a reforzar la supervisión para evitar molestias a los animales, y se plantea limitar el acceso a ciertas zonas en momentos delicados, como el celo o la presencia de crĆas.
Población del oso pardo en el Pirineo y su importancia ecológica
El total de osos pardos censados en el Pirineo alcanza los 96 ejemplares, según el último informe del Grupo de Seguimiento Transfronterizo del Oso Pardo (GSTOP). De ellos, 47 se encuentran en el Pirineo catalÔn, y solo en el último año se han documentado 10 nacimientos en Cataluña, una cifra que anima al optimismo sobre el futuro de la especie en la cordillera.
El oso pardo en el Pirineo estÔ catalogado como especie en peligro de extinción y goza de protección prioritaria en la normativa europea. Para las asociaciones ecologistas, su presencia contribuye no solo a incrementar la biodiversidad, sino también a impulsar el ecoturismo responsable, siguiendo el ejemplo de otras montañas de Europa donde el oso ha supuesto un incentivo para nuevas formas de desarrollo rural sostenible.
La experiencia demostrada indica que la coexistencia entre el oso y las actividades humanas es posible, siempre que se apliquen medidas preventivas y se fomente la sensibilización social. Campañas de información y observación responsable, junto con la implicación de los sectores afectados, estÔn sentando las bases de un modelo de convivencia que puede ser replicado en otros lugares.
El papel de los programas de conservación y la amenaza a su financiación
El impulso de programas como el LIFE de la Unión Europea ha sido fundamental en la recuperación del oso pardo en España durante las últimas décadas. La Fundación Oso Pardo destaca que estos fondos han permitido la ejecución de hasta 13 proyectos enfocados en conservar la especie y mejorar sus hÔbitats, incluyendo acciones de restauración ambiental y prevención de conflictos con actividades humanas.
Sin embargo, la propuesta de la Comisión Europea de integrar el programa LIFE en un fondo mÔs general orientado a la competitividad ha generado preocupación en el movimiento conservacionista. Organizaciones ecológicas temen que con este cambio la prioridad ambiental quede relegada y que se reduzcan los recursos destinados a especies emblemÔticas como el oso pardo.
La financiación proporcionada por LIFE ha sido decisiva para restaurar hĆ”bitats, luchar contra el furtivismo y promover proyectos conjuntos entre diferentes regiones europeas. Gracias a estas iniciativas, la especie ha pasado de situaciones crĆticas a cifras que sugieren una consolidación, al menos en el Ć”mbito pirenaico. La posible desaparición de programas especĆficos genera inquietud en las entidades mĆ”s pequeƱas, que dependen en gran medida de estos fondos para mantener su labor.

El futuro del oso pardo en los Pirineos presenta una perspectiva de esperanza moderada. La especie ha demostrado que puede prosperar mediante una colaboración estable entre entidades conservacionistas, administraciones y habitantes del territorio. La mejora en la coordinación, la prevención de daños y el impulso a un turismo respetuoso son fundamentales para consolidar la recuperación del oso y aprovechar el potencial para la biodiversidad y el desarrollo rural.

