El impulso del biometano en España: inversión, desarrollo y retos sociales

  • Grandes inversiones potencian el desarrollo de plantas de biometano en España.
  • Proyectos destacados en Toledo y Murcia marcan hitos en la producción renovable.
  • El sector enfoca la valorización de residuos y la reducción de emisiones.
  • Procesos de consulta ciudadana abren el debate social sobre nuevas instalaciones.

Instalación de biometano en España

El biometano se consolida como una de las alternativas más prometedoras en el ámbito de la energía renovable en España. Con una demanda creciente de soluciones que favorezcan la descarbonización y una mayor independencia energética, tanto las administraciones públicas como las principales compañías del sector han decidido apostar por este gas renovable, obtenido a partir de residuos orgánicos y agroganaderos. El interés en este tipo de proyectos se refleja en el avance de múltiples iniciativas, la inversión millonaria y un marcado enfoque en la sostenibilidad y el desarrollo local.

En la actualidad, España dispone de potencial suficiente para albergar más de 2.300 plantas de biometano especializadas, lo que le situaría entre los tres países europeos con mayor capacidad en este gas renovable. El desarrollo de estas instalaciones implicaría una inversión de más de 40.000 millones de euros y podría cubrir hasta el 45% de la demanda nacional de gas natural, generando ahorros significativos para consumidores y disminuyendo las importaciones energéticas, según datos de la patronal gasista Sedigás.

Proyectos emblemáticos y expansión territorial

Planta de biometano y residuos orgánicos

En este contexto de crecimiento sostenido, destacan iniciativas como el proyecto de biometano de Verdalia en Toledo, que marca un hito relevante para la industria nacional. Esta planta, adquirida por Verdalia a Enerfree, tendrá una capacidad anual de 90 GWh, suficiente para cubrir el consumo de gas de unos 11.000 hogares. Utilizará más de 150.000 toneladas de residuos agrícolas y ganaderos al año, promoviendo la economía circular y ayudando a evitar la emisión de aproximadamente 48.000 toneladas de gases de efecto invernadero cada ejercicio.

La construcción de la planta de Toledo comenzará en el tercer trimestre del año, y la previsión es que empiece a suministrar biometano a la red poco más tarde. La infraestructura ya cuenta con todas las autorizaciones y licencias necesarias, y Verdalia ha firmado un acuerdo de venta del biometano con una compañía europea para los próximos diez años, asegurando así la viabilidad económica del proyecto.

No es el único movimiento destacado de Verdalia en el sector: la compañía, respaldada por fondos como Goldman Sachs Alternatives, ya gestiona siete instalaciones operativas y seis más en desarrollo en Italia, además de contar con más de 25 proyectos en distintas fases solo en España. Esta estrategia expansiva posiciona a la empresa como uno de los referentes europeos, apostando por la integración territorial y el empleo de tecnología propia para optimizar la producción y el aprovechamiento de subproductos como los biofertilizantes de proximidad.

Otros ejemplos significativos están localizados en regiones como Murcia, donde Enagás Renovable avanza en la puesta en marcha de tres plantas: Las Torres de Cotillas, San Javier y Santomera. Tan solo la instalación de Las Torres prevé tratar unas 150.000 toneladas anuales de residuos agroganaderos, con una capacidad de producción estimada de 70 GWh por año. La inversión total para estos proyectos superará los 90 millones de euros, con previsión de inicio de operaciones entre 2027 y 2028.

Impacto ambiental y social: retos y oportunidades

Los beneficios del biometano no se limitan al ámbito energético. La valorización de residuos orgánicos contribuye a la gestión eficiente de subproductos agrícolas y ganaderos, disminuye los vertidos incontrolados y mejora la fertilidad de suelos a través de la producción de biofertilizantes. Además, la sustitución de gas natural fósil por biometano facilita la reducción de emisiones contaminantes y el avance hacia una industria más limpia.

El desarrollo de estos proyectos implica también un notable impacto socioeconómico en el entorno rural, fomentando la creación de empleo directo e indirecto en la fase de construcción y operación de las plantas. Por ejemplo, la planta de Las Torres de Cotillas generará 120 empleos temporales y 25 puestos de trabajo directos, además de beneficiar a distintos sectores auxiliares como el transporte o el mantenimiento de instalaciones.

Este impulso hacia nuevas infraestructuras de biometano también requiere de una adecuada participación social. La consulta ciudadana que tramita el Ayuntamiento de Las Torres de Cotillas sobre la instalación de una de estas plantas pone de manifiesto la importancia de garantizar transparencia y colaboración en la toma de decisiones. La participación activa de la ciudadanía es fundamental para lograr un desarrollo que sea socialmente aceptado y sostenible, garantizando información veraz y un proceso que contemple las inquietudes vecinales.

Los promotores del proyecto han subrayado el cumplimiento de estrictos controles ambientales, la instalación de sistemas de biofiltrado para el control de olores y la ubicación estratégica de la planta a cinco kilómetros del casco urbano, facilitando el acceso logístico y minimizando las molestias para la población.

Los expertos del sector coinciden en que la proximidad de las materias primas y la adaptación a las características del entorno son factores clave para el éxito de estas instalaciones; se prioriza la recogida de residuos en radios no superiores a 10-40 kilómetros, lo que refuerza la economía circular y la sostenibilidad del modelo.

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