Por primera vez en veinte años, España se mantuvo por debajo de ese umbral acordado en en esa cumbre. Según las estimaciones para 2016 del Observatorio para la Sostenibilidad, los gases invernadero expulsados a la atmósfera son un 3,13% inferiores a las del año anterior.
El informe presentado por el organismo, que se adelanta en un año a los datos oficiales, destaca la aportación de las energías renovables, que el año pasado cubrieron un 40,8% de la generación eléctrica y van ganando terreno al carbón.
La quema indiscriminada de carbón para la generación eléctrica se redujo en cerca de un 30,6% en 2016, mientras que el consumo de petróleo y el de gas natural crecieron un 3% y un 1,4%, respectivamente. En cuanto a las renovables, la eólica aportó el 19,3%, la hidráulica el 14,6%, la fotovoltaica el 3,1% y la termosolar el 2,1%.
A pesar de este progresivo cambio, el observatorio reconoce que “es complicado evaluar” si la reducción en las emisiones el año pasado fue debido al descenso en el consumo de carbón o es resultado de “las escasas estrategias y políticas puestas en marcha en los últimos años por el ejecutivo de Mariano Rajoy”.
Rebaja las emisiones de gases invernadero
La rebaja de CO2 en el sector del transporte podría deberse, según el informe del instituto, al aumento de los precios de los combustibles y a la reducción de desplazamientos laborales y de mercancías debido a la crisis. El observatorio, sin embargo, apunta también a las políticas municipales a “medios menos contaminantes” para las comunicaciones, como los sistemas de alquiler de bicicletas y metros ligeros entre otros.
Por desgracia, el descenso en los niveles de gases invernadero desde 2007 sigue sin ser suficiente para que España deje de ser uno de los países industrializados “donde más han aumentado las emisiones de gases invernadero” desde 1990. El observatorio advierte de que el país “sigue necesitando un importante esfuerzo para la etapa posterior al Protocolo de Kioto”.
El sexto año más cálido en medio siglo
El informe del observatorio recoge que el de 2016 fue un año “muy cálido”, con una temperatura media de 15,8 grados que supera en 0,7ºC a la normal. Las anomalías llegaron a superar un grado de diferencia en algunos puntos de la costa mediterránea y del Pirineo, con un mes de enero que resultó ser el más caluroso desde el comienzo de la serie en 1965.
Tras una primavera con valores más normales, rebajando la media en 0,5ºC menos, el verano volvió a ser extremadamente cálido, el tercero con mayores registros en 50 años. También el otoño se situó por encima de los valores normales, con temperaturas medias que se situaron 1,4ºC por encima de la normal en septiembre y 1,5ºC en octubre. Los termómetros también marcaron valores superiores en diciembre, con una media de 0,6ºC por encima de los registros habituales.
Los datos recopilados dejan a 2016 como el sexto año más cálido desde el comienzo de la serie en 1965 y el quinto más cálido en lo que va de siglo. Los registros más altos se recogieron en el observatorio de Córdoba Aeropuerto el 6 de septiembre, donde el mercurio se situó en 45,4ºC. El aeropuerto de Sevilla y Murcia alcanzaron los 44,8ºC y los 44,6ºC, respectivamente, un día antes. El observatorio apunta que en muchos observatorios de la mitad sur peninsular, así como en algunas estaciones del interior de Galicia, las temperaturas máximas se situaron por encima de los 40ºC a lo largo del verano.
Un análisis de la Organización Meteorológica Mundial OMM sitúa 2016 como el más caluroso desde que se registran temperaturas. “Los indicadores a largo plazo del cambio climático causado por el hombre alcanzaron nuevos valores máximos en 2016”, avanzó el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas. “Las concentraciones de metano y CO2 aumentaron exponencialmente hasta alcanzar nuevos máximos. Ambos contribuyen al cambio climático”, concluyó.
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