
Curiosamente, tras el estallido de la crisis económica de las subprime en 2007, España experimentó una serie de ocho años de continuas rebajas en la emisión de gases de efecto invernadero. El porcentaje de emisión llegó a reducirse en 40 puntos desde 2007 hasta 2014. No obstante, en ese último año, las emisiones de CO2 todavía superaban en un 14% las de 1990, año base establecido en el Protocolo de Kioto. El acuerdo firmado comprometía a los países participantes a no superar el 15% de las emisiones de 1990.
En este contexto, España logró mantenerse, por primera vez en veinte años, por debajo del umbral acordado en esa cumbre. Según el Observatorio para la Sostenibilidad, las emisiones de gases de efecto invernadero en 2016 fueron un 3,13% inferiores a las del año anterior.
El rol de las energías renovables
El informe del Observatorio destaca un creciente protagonismo de las energías renovables en este proceso de reducción de las emisiones. En el año 2015, estas fuentes cubrieron un 40,8% de la generación eléctrica en el país, aumentando su participación a expensas de los combustibles fósiles. Cabe destacar que el uso de carbón, una de las principales fuentes de energía más contaminante, se redujo un 30,6% en 2016.
Pese a este progreso, el consumo de otros combustibles fósiles siguió en aumento: el petróleo creció un 3% y el gas natural un 1,4%. En contraposición, las energías renovables como la eólica aportaron un 19,3% a la producción energética, la hidráulica un 14,6%, la fotovoltaica un 3,1% y la termosolar un 2,1%.
El papel del carbón y las renovables en la reducción de emisiones
Un descenso en el uso del carbón ha sido crucial para la reducción de las emisiones de CO2. La quema de carbón es responsable de una porción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero, particularmente en la industria y la generación eléctrica. Sin embargo, la situación comienza a variar con las políticas energéticas de transición.
Estas políticas incluyen incentivos para que las empresas cambien a fuentes de energía más limpias, mientras se mejora el sistema eléctrico nacional mediante la integración de energías renovables. Esta tendencia de cambio hacia las renovables se alinea con lo establecido en las metas del Protocolo de Kioto y los objetivos de la Unión Europea en cuanto a eficiencia energética y descarbonización.
Reducción de emisiones de CO2 en el transporte
Otro factor clave ha sido el transporte. Según el Observatorio para la Sostenibilidad, la reducción de CO2 en este sector puede deberse, en parte, a políticas locales que han promovido medios de transporte más sostenibles. Ejemplos de ello son los sistemas de alquiler de bicicletas, el impulso a los medios masivos eléctricos como los metros ligeros, así como las restricciones al tráfico en zonas urbanas para desincentivar el uso de los vehículos más contaminantes.
La crisis económica que comenzó en 2008 tuvo también su impacto en la disminución de emisiones en el transporte. Con el aumento en el precio de los combustibles y la reducción de la actividad económica, muchas empresas y trabajadores han reducido su número de desplazamientos, lo que ha contribuido aún más a estos resultados.
Cambio climático y su impacto en los años recientes
El informe indica que 2016 fue uno de los años más cálidos en España en las últimas cinco décadas, con una temperatura media anual de 15,8 grados Celsius. Este dato supera en 0,7ºC la media histórica, y en algunas zonas del país, como la Costa Mediterránea y el Pirineo, las anomalías térmicas alcanzaron hasta 1ºC. Ese mismo año, se registró una máxima histórica de 45,4ºC en Córdoba.
Este aumento en las temperaturas está directamente relacionado con el cambio climático. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) catalogó a 2016 como el año más caluroso registrado hasta el momento. Las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo de CO2 y metano, han aumentado exponencialmente en las últimas décadas, contribuyendo significativamente a la intensificación del cambio climático.
La urgencia de la transición energética y las energías renovables
Para mitigar el problema del cambio climático, es ineludible una acelerada transición hacia las energías limpias. Las energías renovables, como la solar, la eólica, la biomasa y la hidroeléctrica, no solo son esenciales para reducir la huella de carbono, sino también para garantizar la soberanía energética de España en los próximos años.
Pero el cambio no es sencillo. Requiere una inversión significativa en infraestructuras, así como la adopción de políticas sólidas por parte de las entidades gubernamentales. También será clave el desarrollo de nuevas tecnologías y la educación energética de la población, que debe estar al tanto de las ventajas de utilizar recursos limpios y renovables.
En definitiva, el impulso de las energías renovables sobre el carbón ha sido un factor decisivo en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en España. No obstante, aún queda mucho por hacer para cumplir los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París y evitar los peores escenarios del cambio climático. La evolución en la mitigación vendrá de la mano de políticas públicas que fortalezcan la adopción de tecnologías limpias y fomenten cambios en los sectores más contaminantes como la industria y el transporte.