La energía solar fotovoltaica está viviendo un momento decisivo en España y en el resto de Europa, consolidándose como una de las tecnologías más relevantes en la transición hacia un modelo energético más sostenible. Gracias a la alta radiación solar y un marco regulatorio cada vez más favorable, el país ha logrado posicionar la fotovoltaica como la principal fuente de generación eléctrica en varios meses del año, batiendo récords de producción y acelerando la descarbonización del sistema eléctrico.
Este avance, sin embargo, no está exento de nuevos retos técnicos, económicos y regulatorios. Los precios bajos (incluso llegando a cero) en el mercado mayorista, la integración de renovables en la red, la necesidad de almacenamiento o los recientes apagones han puesto a prueba la resiliencia del sector, obligando a adaptar estrategias e impulsar la innovación tanto a gran escala como en el autoconsumo.
España, a la cabeza de la energía solar fotovoltaica
La capacidad instalada de energía solar fotovoltaica supera ya los 32.000 MW (25% del total nacional) y sigue creciendo a un ritmo superior a la media europea, según Red Eléctrica de España. La mayor parte de esta potencia corresponde a grandes plantas en suelo, concentradas en regiones como Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha, aunque se observa un incremento generalizado en todo el país. Algunas de las mayores instalaciones, como las plantas Francisco Pizarro (590 MW, Cáceres) y Nuñez de Balboa (500 MW, Badajoz), reflejan la apuesta de empresas líderes como Iberdrola, Endesa o Acciona.
El mes de junio de 2025 marcó un nuevo hito: la solar fotovoltaica generó casi 6.000 GWh, un 25% más que el año anterior, y logró una cuota del 26% en el mix eléctrico mensual. Durante varios días, llegó a representar más del 30% de la electricidad producida en todo el país. La tendencia se mantuvo también a lo largo del semestre, situando a España como el segundo país de la UE en volumen de generación solar y el tercero en cuota respecto al total, solo superado por Alemania en términos absolutos.
El crecimiento no se limita a la península: en Canarias y Baleares, aunque las condiciones técnicas y la dependencia del ciclo combinado siguen siendo relevantes, la penetración de renovables y proyectos solares sigue aumentando año tras año, favoreciendo una reducción de emisiones y una mejor gestión de la demanda local.
Impacto económico, social e industrial de la fotovoltaica
El sector fotovoltaico español representa más de 12.000 millones de euros en el PIB y aporta trabajo a más de 160.000 familias entre empleos directos e indirectos. Además, la inversión en innovación supera los 600 millones de euros anuales, reflejando la pujanza de una industria que, aunque depende todavía de las importaciones, está recuperando capacidad de fabricación local.
La construcción de nuevas fábricas de paneles solares, como las promovidas por Iberdrola y Exiom en Asturias o MCPV en Navarra, junto con proyectos en el resto de Europa, son una apuesta para reducir la dependencia del exterior y reforzar la cadena de valor regional. El objetivo europeo apunta a que al menos el 40% de los equipos necesarios para el despliegue de tecnologías estratégicas renovables se fabriquen localmente en 2030.
Retos: precios cero, integración y almacenamiento
Uno de los fenómenos más comentados en 2025 ha sido la aparición de precios cero o negativos en el mercado mayorista de electricidad durante las horas punta de producción solar. Este contexto, si bien confirma el éxito y la competitividad de la solar, también impacta en la rentabilidad de los proyectos y condiciona la entrada de nuevas inversiones, sobre todo en regiones donde la implantación fotovoltaica es masiva.
Para responder a este escenario, el sector apuesta por varias estrategias:
- Incorporación de baterías en grandes plantas para almacenar la energía y venderla en horas de mayor demanda.
- Desarrollo de instalaciones híbridas que combinan solar con eólica o almacenamiento.
- Impulso de acuerdos de compra de energía a precio fijo (PPAs) para dar estabilidad y facilitar la financiación de nuevos parques.
- Digitalización y mejora de la gestión de la red eléctrica para integrar más renovables sin comprometer la seguridad del sistema.
Gobierno y operadores del sistema están estudiando nuevas medidas para incentivar el almacenamiento y adaptar la regulación, ya que la introducción masiva de renovables requiere un marco flexible y resiliente. Más información sobre el marco regulatorio en la energía solar puede encontrarse en este enlace.
Papel de la fotovoltaica ante eventos críticos: el caso del apagón
Uno de los temas de mayor debate en 2025 ha sido el macroapagón que afectó a toda la península y Portugal en abril. Aunque inicialmente se relacionó con la generación solar, los especialistas y asociaciones del sector han subrayado que las plantas fotovoltaicas cuentan con mecanismos de protección y desconexión automática en caso de incidencias en la red, actuando como medida de seguridad.
La experiencia ha servido para poner de manifiesto la importancia de reforzar los sistemas de almacenamiento y la capacidad de regulación del sistema, además de modernizar infraestructuras. Nuevos cambios normativos reconocen que cerca del 90% de las plantas fotovoltaicas construidas desde 2019 pueden regular la tensión y aportar robustez, lo que mejora la estabilidad y reduce riesgos ante incidencias.
La apuesta por el autoconsumo y la hibridación
El impulso al autoconsumo solar en hogares, industrias y edificios públicos es otra de las tendencias en alza. Proyectos como el de la piscina municipal de Calp o el pabellón de Els Poblets reflejan cómo ayuntamientos y empresas especializadas apuestan por soluciones a medida para reducir la factura, la huella de carbono y aumentar la independencia energética.
Estas iniciativas suelen incorporar sistemas de monitorización, inversores modernos y estructuras que garantizan eficiencia y durabilidad, con retornos de inversión que oscilan entre cinco y siete años en función del consumo y la tarifa energética. Además, la mejor regulación en energía solar facilita ahora la hibridación y el almacenamiento en las instalaciones, sin exigir trámites tan complejos como hasta hace poco.
Perspectivas de futuro y desafíos regulatorios
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) fija el objetivo de llegar a 76 GW de solar fotovoltaica en 2030, incluyendo una parte significativa de autoconsumo. Para lograrlo, será clave mantener un marco normativo estable, fomentar la electrificación y asegurar que la demanda crezca en línea con la capacidad instalada.
Desde el sector se pide también eliminar barreras administrativas y adaptar los procedimientos para el despliegue de almacenamiento, subastas más seguras que den certidumbre a largo plazo y un enfoque que incentive la inversión en soluciones de valor añadido –como la agrivoltaica, el bombeo solar o los parques flotantes– para diversificar y reforzar la contribución de la solar fotovoltaica al sistema energético español.
España avanza hacia un modelo energético basado en renovables, con un peso creciente de la solar fotovoltaica tanto a gran escala como en el autoconsumo. Alcanzar los ambiciosos objetivos para 2030 dependerá de la capacidad del sector y de la administración para adaptarse a los retos técnicos y de mercado, impulsar el almacenamiento, modernizar la red y mantener el atractivo para la inversión local y extranjera. La solar fotovoltaica, con su evolución tecnológica y regulatoria, ya es esencial para garantizar una transición segura, eficiente y sostenible.