Con la llegada del verano y los termómetros disparados, el consumo de electricidad se convierte en uno de los temas más relevantes para los hogares y la economía. Las altas temperaturas obligan a millones de personas a encender sistemas de refrigeración durante más horas, un gesto cotidiano que tiene consecuencias tanto en el bolsillo como en las redes eléctricas. Al mismo tiempo, este auge estacional del consumo revela desigualdades importantes en el acceso a la electricidad, así como la urgencia de avanzar en energías renovables.
En los últimos meses, el precio de la electricidad ha experimentado una subida considerable en el mercado mayorista, especialmente en junio. Las causas se encuentran principalmente en un aumento inusual de la demanda provocado por las intensas olas de calor y el descenso de la producción eólica e hidráulica, lo que ha dado más peso a las centrales de gas en el mix energético nacional.
Subida del precio de la luz y causas climáticas

Durante el mes de junio, el coste mayorista de la electricidad se disparó hasta los 72,60 €/MWh, lo que representa un incremento del 29,5% respecto a los meses anteriores. La principal razón es el aumento de la demanda eléctrica, que en junio subió un 10,5% frente al año anterior y un 7,4% respecto a la media del último lustro. Este repunte está vinculado a una ola de calor histórica, con temperaturas promedio que superaron incluso a las registradas habitualmente en julio y agosto.
La mayor parte de la electricidad procedió de plantas solares (¿26% del total?), aunque los ciclos combinados de gas alcanzaron una participación cercana al 20%, situándose por encima de la energía nuclear. El descenso de la producción eólica (-27,8% sobre el año anterior) también ha contribuido a este cambio en el mix.
El precio de la luz fuera de las horas solares, cuando la producción fotovoltaica no es tan elevada, llegó a superar los 102 €/MWh, mientras que durante las horas de mayor irradiación (de 10:00 a 18:00) los precios promediaron los 26 €/MWh. Las previsiones indican que en julio estos elevados costes podrían mantenerse, impulsados por el papel clave del gas y la reducción de otras fuentes.
Consumo doméstico: aire acondicionado y ventiladores
El incremento de las temperaturas y el aumento del uso de sistemas de refrigeración genera dudas entre los consumidores sobre la eficiencia y el gasto de distintos aparatos. Muchos hogares se plantean si es mejor utilizar el aire acondicionado o el ventilador, tanto por salud como por el impacto en la factura.
Expertos en electricidad han aclarado recientemente el coste real de mantener un ventilador encendido toda la noche. Por ejemplo, si se utiliza un ventilador de 50 vatios durante ocho horas al día por un mes, el gasto se calcula alrededor de 0,75 euros mensuales, una cifra muy inferior a la de otros sistemas de climatización. Esto lo convierte en una opción efectiva y económica para sobrellevar el calor nocturno sin que la factura se dispare.
La razón es que el consumo eléctrico de un ventilador es muy bajo comparado con el aire acondicionado. Por tanto, puede ser una alternativa conveniente para reducir el gasto energético y mantener la comodidad en los hogares.
Desigualdad global en el acceso a la electricidad
A pesar de los problemas de precios o cortes de suministro en algunas zonas urbanas, sigue habiendo más de 666 millones de personas en el mundo sin acceso básico a la electricidad. El último informe de la ONU y varias agencias internacionales alerta de que, aunque el acceso mundial supera el 92%, el progreso es lento y desigual, especialmente en el África subsahariana, donde se concentra el 50% de la población mundial sin electricidad.
Esta situación perpetúa la pobreza, obstaculiza la educación y dificulta la mejora de la calidad de vida. Además, cerca de 2.100 millones de personas recurren a formas contaminantes de energía para cocinar, lo que provoca altas tasas de enfermedades relacionadas con la calidad del aire en interiores.
La financiación internacional en energía limpia ha crecido en los últimos años, pero sigue estando lejos de lo necesario. Solo el 9,8% de estos fondos se otorgan como subvenciones, lo que limita el avance en los países más desfavorecidos.
Transición renovable y retos del sector energético
Para abordar estos desafíos, el informe recomienda acelerar la inversión en energías renovables y soluciones descentralizadas, como los sistemas solares fuera de red y minirredes, especialmente en zonas rurales. La capacidad renovable per cápita en países en desarrollo se ha duplicado en los últimos años, y se observa un compromiso creciente con la transición energética.
En paralelo, algunas empresas y sectores turísticos han apostado por acuerdos para asegurar el suministro de electricidad 100% renovable en sus instalaciones. La implementación de placas solares y un uso eficiente de la energía son pasos clave para avanzar hacia una huella de carbono nula y reducir las emisiones por estancia.
La situación de la electrificación, los precios y el acceso en distintas regiones muestra que el reto de la energía es multidimensional: implica factores climáticos, sociales, económicos y tecnológicos. Garantizar que todas las personas puedan encender una luz o refrigerar sus hogares de forma sostenible es una tarea urgente que requiere coordinación global y un impulso decidido en renovables y eficiencia.