
La central nuclear de Almaraz, una de las instalaciones más emblemáticas del parque nuclear español, se ha convertido una vez más en el epicentro de la controversia tras una serie de incidentes técnicos y debates sobre su futuro. En las últimas semanas, las miradas se han centrado tanto en los sucesos que han afectado a su operatividad como en el análisis polÃtico, empresarial y social sobre la continuidad o cierre previsto de la planta para 2027 y 2028. Este contexto ha reavivado los discursos a favor y en contra de la energÃa nuclear, en un momento en el que la seguridad de suministro y la transición energética son prioritarios en la agenda nacional y europea.
Varias paradas automáticas en la Unidad I de la central, asà como la investigación de instituciones nacionales y europeas acerca de la gestión de la planta y su repercusión en la red eléctrica, contribuyen al clima de incertidumbre en torno a Almaraz. Además, la decisión de las compañÃas propietarias de aplazar el debate sobre inversiones clave para su prórroga suma un nuevo elemento de tensión en el complejo equilibrio entre seguridad, economÃa y polÃtica energética.
Incidentes técnicos y funcionamiento reciente

El pasado 17 de junio, la central nuclear de Almaraz I sufrió una parada no planeada cuando un relé de protección del generador principal activó el sistema de seguridad tras la apertura inesperada de una válvula de sobrepresión en el transformador. Este hecho fue debidamente comunicado al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), siguiendo los protocolos establecidos. Los responsables recalcaron que todas las protecciones y sistemas funcionaron correctamente y que no hubo impacto ni para la población ni para el medio ambiente.
Este episodio se sumó a otro incidente a principios de mes en la Unidad I, provocado por una fuga en el circuito secundario que requirió labores urgentes de mantenimiento. Ambas incidencias, al ser clasificadas como nivel cero en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos, reflejan que, si bien la planta ha superado dificultades técnicas, no se han detectado riesgos relevantes para la seguridad.
De forma paralela, la Comisión Nacional de Mercados y Competencia y Red Eléctrica de España han intensificado la vigilancia y los protocolos de actuación para gestionar situaciones de elevada tensión en la red, incrementando la dependencia de centrales de gas en caso de desconexión de nucleares. Los datos recientes muestran que, pese a las dificultades técnicas, el sistema eléctrico español ha logrado mantener la estabilidad durante estos episodios.
Debate sobre la continuidad y el impacto socioeconómico

Se intensifica el debate sobre la continuidad de Almaraz en distintos foros, incluyendo el Parlamento Europeo. La plataforma ciudadana ‘Sà a Almaraz’, presidida por Fernando Sánchez Castilla, ha solicitado mantener abierta la planta más allá de la fecha de cierre prevista en medio de una revisión europea sobre el papel estratégico de la energÃa nuclear ante la crisis energética, la guerra en Ucrania y los objetivos de descarbonización.
Algunos expertos consideran que, la energÃa nuclear ayuda a mantener la estabilidad de la red y a controlar los precios eléctricos, generando además empleo directo e indirecto en la zona del Campo Arañuelo. Sin embargo, voces como Ecologistas en Acción de Extremadura insisten en que la central ha superado su vida útil y representa un riesgo para la población y el medio ambiente, reclamando su cierre anticipado para evitar posibles peligros.
El cierre progresivo de Almaraz podrÃa provocar la pérdida de hasta el 15% del empleo en la comarca y un impacto regional de aproximadamente un 1% según algunas estimaciones, lo que acentúa la dimensión social del debate energético.
Posturas polÃticas y empresariales, y el papel del Parlamento Europeo

El futuro de Almaraz está en el centro del debate polÃtico y empresarial, con Iberdrola, Endesa y Naturgy planificando decisiones de inversión para extender su vida útil hasta 2030. La falta de consenso, especialmente con Naturgy, ha pospuesto estas decisiones, que son fundamentales para solicitar una prórroga oficial al Gobierno. La aprobación de la misma dependerá de un acuerdo unánime entre las empresas, tal como exige la normativa interna.
El Gobierno expresa su postura de no revisar el calendario de cierre si ello implica costes adicionales para los contribuyentes, alineándose con su estrategia de transición hacia las energÃas renovables. Además, las eléctricas demandan una revisión fiscal, especialmente respecto a la tasa Enresa, y citan la dificultad de mantener la rentabilidad bajo las condiciones actuales.
En Bruselas, el Parlamento Europeo analiza las implicaciones del cierre de Almaraz en relación con la seguridad del suministro y los objetivos climáticos. Un cierre unilateral podrÃa afectar la independencia energética europea, dado el papel de las interconexiones y la integración del mercado eléctrico comunitario.
Seguridad nuclear, gestión de residuos y retos regulatorios

Desde el punto de vista técnico, el CSN evalúa periódicamente la situación de la planta, determinando inversiones y la duración segura de su operación. Aunque los defensores resaltan los altos estándares existentes en España y que no ha habido incidentes graves, los crÃticos advierten sobre el envejecimiento de las instalaciones, los riesgos del almacenamiento de residuos y la necesidad ética de evitar costes futuros para la sociedad.
Respecto a la gestión de residuos, se discute el futuro del Almacén Geológico Profundo, cuya puesta en marcha se prevé después de que finalicen las operaciones actuales, generando dudas sobre la financiación y la responsabilidad a largo plazo.
Finalmente, continúa abierta la discusión sobre cómo equilibrar la generación de energÃa estable y económica, la protección ambiental y el papel de las instituciones europeas en la definición de las polÃticas energéticas nacionales.
Todo ello hace que la Central Nuclear de Almaraz siga siendo uno de los temas centrales en la agenda energética y polÃtica de España y Europa. Los próximos meses serán decisivos para definir el rumbo, en un contexto donde la seguridad, la economÃa y el territorio juegan un papel fundamental.