En 2011, el consumo de energía proveniente de fuentes renovables en Polonia fue del 8,8%, del cual el 56% provino de la biomasa. A pesar de esto, la mayor potencia instalada en términos de energía renovable pertenecía a la energía eólica e hidroeléctrica. En la última década, Polonia ha dado pasos significativos hacia una transición energética, centrada principalmente en la eólica, solar y biomasa, impulsada tanto por la directiva de la Unión Europea como por la necesidad de reducir su dependencia del carbón.
Contexto y objetivos energéticos de Polonia
Este avance en la utilización de energías renovables no se debe únicamente a las directivas de la Unión Europea, que obligaban a Polonia a alcanzar una participación del 15 % de renovables en el consumo final de energía para 2020, sino también a la necesidad de modernizar su infraestructura energética y proteger el medio ambiente. El país, históricamente dependiente del carbón para la generación de electricidad, ha enfrentado desafíos para disminuir su dependencia de los combustibles fósiles.
En 2021, según el Instituto de Energías Renovables, el 44% de la energía producida en Polonia ya provenía de fuentes renovables, destacando la energía solar con un 60% de la producción renovable. Este crecimiento es resultado de políticas que buscan fomentar el uso de energías limpias y de nuevas inversiones en infraestructura.
El auge de la energía solar en Polonia
Uno de los sectores donde Polonia ha experimentado un crecimiento espectacular es el de la energía solar fotovoltaica. En 2024, la capacidad de generación solar llegó a los 17,73 GW, un aumento sustancial desde los 7,7 GW en 2021. Polonia se ha consolidado como uno de los líderes en crecimiento de capacidad solar dentro de la Unión Europea, posicionándose en el segundo lugar después de Alemania.
En 2023, la mayor parte de esta energía provino de prosumidores, individuos y empresas pequeñas que han instalado paneles solares en sus techos, conectando su producción directamente a la red eléctrica. El éxito de esta modalidad ha sido impulsado por la subida del precio del carbono y los incentivos gubernamentales, como la reducción de impuestos para instalaciones solares en propiedad individual.
El crecimiento de la energía solar fotovoltaica no muestra signos de desacelerarse. Para 2025, Polonia espera duplicar nuevamente su capacidad instalada, lo que la consolidaría como uno de los principales actores en el mercado de las renovables en Europa. Esto también está en línea con la estrategia energética de diversificación y reducción de la dependencia del carbón.
La bioenergía y su futuro en Polonia
El sector de la bioenergía tiene también un futuro prometedor en Polonia. Actualmente, la biomasa y el biogás representan el 20% de la electricidad renovable generada en el país. Se espera que para el año 2030, la bioenergía pueda cubrir hasta el 50% de las necesidades eléctricas del país.
La biomasa juega un papel crucial en la producción de energía renovable en Polonia, especialmente en la co-combustión con carbón. Sin embargo, este método ha sido criticado por la baja eficiencia resultante y por la falta de sostenibilidad en algunas de las fuentes de biomasa utilizadas. A medida que las regulaciones se vuelven más estrictas, se espera que Polonia adapte sus procesos para mejorar la eficiencia de la bioenergía.
El papel de la energía eólica en Polonia
La energía eólica, tanto terrestre como marina, es un pilar fundamental para la transición energética del país. A pesar de las restricciones legislativas implementadas en 2015 bajo el gobierno de Ley y Justicia, que limitaban la construcción de parques eólicos terrestres a una distancia considerable de las viviendas, el potencial de la energía eólica en Polonia es enorme.
Un segmento con gran expansión es la energía eólica offshore. Para el año 2035, se espera que Polonia tenga una capacidad instalada de 10,7 GW de energía eólica offshore, debido a inversiones en infraestructura en el Mar Báltico y avances normativos que apoyan el desarrollo de esta industria.
En cuanto a la energía eólica terrestre, si bien su crecimiento ha sido frenado, se espera que las presiones económicas y medioambientales obliguen al gobierno a reconsiderar las restricciones. La eólica terrestre es una de las fuentes de energía más económicas, especialmente con el aumento del precio del carbón, y su expansión permitiría a Polonia avanzar más rápidamente hacia sus objetivos de descarbonización.
Retos y oportunidades futuras
A pesar de los avances en energías renovables, Polonia todavía enfrenta desafíos importantes. Su dependencia del carbono es persistente, y aunque se han dado pasos importantes hacia la descarbonización, los retrasos en la implementación de estrategias a largo plazo han sido motivo de crítica. Por ejemplo, el Plan Energético Polaco para 2040 fue lanzado en 2021, pero ya ha sido criticado por no incluir objetivos vinculantes para la eliminación del carbón.
El gas natural, aunque se ha promovido como un elemento clave en la transición hacia energías más limpias, también genera preocupaciones por su volatilidad en precios y su impacto ambiental. El aumento proyectado del 200% en el uso del gas en los próximos años podría hacer a Polonia vulnerable a las fluctuaciones del mercado internacional de gas.
Además, la implementación de una estrategia más sólida para las baterías domésticas y el almacenamiento de energía será clave para optimizar el consumo de energía renovable, especialmente en el sector solar, donde Polonia ha experimentado un crecimiento impresionante.
En los próximos años, será crucial la inversión en infraestructura, particularmente en la modernización de redes eléctricas y el desarrollo de tecnologías de almacenamiento. Las subastas específicas para tecnologías renovables, como la energía solar y la eólica marina, seguirán desempeñando un papel importante en la configuración del futuro energético del país.
Con pasos decididos hacia tecnologías de energía eólica marina, fotovoltaica y bioenergía, Polonia se presenta como un mercado en crecimiento, pero aún tiene un largo camino que recorrer para cumplir plenamente con sus compromisos climáticos y reducir su dependencia del carbón y los combustibles fósiles.