El panorama del biodiésel atraviesa una etapa de fuertes cambios a raíz de múltiples actualizaciones regulatorias y movimientos empresariales, que repercuten en la operativa diaria del sector energético. Estas modificaciones son clave para productores, empresas de transporte, estaciones de servicio y consumidores finales, debido a que el biodiésel está estrechamente vinculado a la cadena de suministro de combustibles convencionales.
En los últimos días, la Secretaría de Energía ha ajustado los precios mínimos para la adquisición de biodiésel destinado a la mezcla obligatoria con gasoil, así como los plazos máximos de pago para este insumo. Las petroleras y refinerías deberán afrontar nuevas condiciones que afectan tanto a sus cuentas como a su operativa, en un momento donde la presión inflacionaria y la necesidad de previsibilidad marcan la agenda del sector.
Evolución de los precios: resoluciones y contexto

De acuerdo con la Resolución 297/2025, el precio mínimo del biodiésel se fijó en 1.302.411 pesos por tonelada. Este valor regirá para todas las operaciones de julio y hasta una futura actualización. Además, el pago por estas operaciones no podrá demorarse más de 7 días corridos, representando una reducción significativa respecto al plazo anterior.
Este cambio impacta en la estructura de costos de las empresas del rubro y obliga a revisar esquemas de abastecimiento y financiación. Para los biocombustibles producidos a partir de caña de azúcar o maíz, los valores mínimos quedaron en 800,043 pesos por litro y 733,260 pesos por litro, respectivamente, con un plazo de pago de hasta 30 días.
Estas resoluciones enmarcan la normativa vigente que regula la producción, comercialización y mezcla obligatoria de biocombustibles en Argentina, en un contexto de emergencia energética y fiscal que requiere revisiones frecuentes de los parámetros económicos del sector.
Repercusiones en la logística y abastecimiento
Las nuevas condiciones han obligado a productores, refinadoras y transportistas a revisar sus estrategias logísticas y financieras. El acortamiento del plazo de pago para el biodiésel exige mayor eficiencia en facturación, entrega y cobranza. Esta situación puede generar ajustes en la cadena de pagos y fomentar soluciones digitales y plataformas de gestión integradas.
Otra consecuencia del ajuste en precios y plazos de pago es el potencial traslado al precio final de los combustibles. Como el biodiésel se incorpora en proporciones fijas al gasoil que se vende en estaciones de servicio, las variaciones en su precio afectan directamente a los consumidores.
En las últimas semanas, varios surtidores han modificado sus precios para reflejar estos incrementos, afectando a usuarios particulares y especialmente a empresas de transporte de cargas y pasajeros, que ya enfrentan presiones por el aumento en sus costos.
Discusión sobre el corte obligatorio y panorama regulatorio
El debate sobre el porcentaje de biocombustibles en la mezcla obligatoria continúa abierto. Mientras algunos sectores proponen elevar el porcentaje de biodiésel en el gasoil —comparando con los niveles en Brasil (donde la mezcla llega al 14%)—, Argentina mantiene un corte del 7%, tras varias modificaciones recientes.
Distintas cámaras empresariales y gobiernos provinciales han propuesto modificar la legislación vigente para promover inversión y mayor previsibilidad, aunque los proyectos aún están en discusión legislativa. Esta situación genera incertidumbre para las pymes productoras, que dependen de reglas estables para mantener producción y empleo.
Las actualizaciones en precios y plazos buscan proteger la rentabilidad de los productores y evitar distorsiones en los surtidores, pero también reflejan la tensión entre garantizar el suministro, controlar la inflación y promover inversiones en un sector estratégico para la transición energética.
Impacto internacional: competencia y desafíos empresariales
El escenario internacional también condiciona la realidad del biodiésel en Argentina y en otros países. Empresas británicas como Greenergy, responsables de una parte significativa de la producción en Reino Unido, han anunciado el cierre de plantas debido a la competencia de productos estadounidenses subvencionados y a la lentitud en aumentar las exigencias de mezcla en su país.
Estos movimientos refuerzan la importancia de contar con marcos regulatorios claros y apoyos institucionales en los países productores, para evitar pérdida de empleo y desmantelamiento de infraestructuras industriales clave. Puedes consultar el avance de las estrategias de Brasil y Europa en biocombustibles.
La apertura de mercados y la eliminación de aranceles sobre insumos como el aceite vegetal hidrotratado han puesto presión sobre muchas plantas, obligando a replantear modelos de negocio, ajustar inversiones y buscar mayor diálogo con gobiernos y autoridades regulatorias.
La tendencia global evidencia que el biodiésel sigue ganando relevancia como alternativa sostenible capaz de reducir emisiones y agregar valor al sector agrícola, aunque su desarrollo depende de políticas nacionales, competitividad y capacidad de adaptación a cambios de contexto.
Todos estos ajustes muestran que el biodiésel es mucho más que un producto para la transición energética: es una pieza central en la economía del transporte y la matriz energética del país, con impacto en precios, empleo y competitividad regional. La evolución de los precios, las reglas para productores y distribuidores, y los debates sobre el corte obligatorio, marcarán la dinámica del sector en los próximos meses.