China ha emergido como el líder indiscutible en la transición hacia las energías renovables, con una apuesta masiva por la energía solar. En los últimos años, el país asiático ha desarrollado algunas de las instalaciones más grandes del mundo, logrando avances significativos en la generación de electricidad a partir del sol. En este artículo analizaremos el impacto de estos proyectos, los desafíos que enfrentan y su papel en el contexto global.
Desde desiertos llenos de paneles solares hasta parques flotantes en el mar, China ha sabido aprovechar su vasto territorio para liderar la revolución energética. Sin embargo, este crecimiento ha traído consigo polémicas relacionadas con el uso de tierras agrícolas y la situación de los derechos humanos en Xinjiang. Veamos de cerca la evolución y las repercusiones de la expansión solar del gigante asiático.
Las mayores granjas solares en China
En un esfuerzo por reducir su dependencia del carbón y avanzar en sus compromisos climáticos, China ha construido algunas de las mayores instalaciones fotovoltaicas del mundo. Uno de los proyectos más destacados es la nueva planta solar de Urumqi, en la región de Xinjiang. Con una extensión de aproximadamente 809,4 kilómetros cuadrados, esta central supera en tamaño a la ciudad de Nueva York.
La planta en Urumqi tiene una capacidad de 5 GW y es capaz de generar 6.000 millones de kilovatios hora al año. Esto equivale al consumo energético de más de 10 millones de personas, una cifra impresionante que subraya la ambición de China en el sector fotovoltaico.
Además de este megaproyecto, China ha desarrollado otras instalaciones importantes en el desierto de Ningxia y en Qinghai, ambas con capacidades de 3 GW. El aumento de la capacidad solar del país en 2023, con un 50% de incremento en la instalación de paneles respecto al año anterior, deja claro que el crecimiento en este sector no se detendrá.
Energía solar flotante: la próxima frontera
Más allá de las grandes instalaciones en tierra, China también ha apostado por las plantas solares flotantes. Estas instalaciones se encuentran en embalses, lagos y ahora incluso en mar abierto. Un ejemplo es la planta solar flotante de Dongying, con 1 GW de capacidad, que es una de las primeras en este tipo de proyectos en aguas abiertas.
El objetivo de estos parques solares flotantes es aprovechar superficies de agua para evitar el uso de tierras cultivables y reducir la evaporación del agua en embalses. Este enfoque también ha sido adoptado por otros países asiáticos como India e Indonesia, que han comenzado a desarrollar sus propias granjas solares sobre el agua.
Impacto de la energía solar en la seguridad alimentaria
A pesar de los beneficios ambientales, el crecimiento desenfrenado de la energía solar en China ha generado preocupaciones sobre la seguridad alimentaria. En algunas áreas, tierras agrícolas han sido convertidas en parques solares, lo que ha llevado a enfrentamientos entre el gobierno central y las autoridades locales.
Un claro ejemplo ocurrió en la región de Hubei, donde se descubrió que cientos de hectáreas de tierras destinadas a cultivos fueron cubiertas por paneles solares. Esto contradice las políticas de seguridad alimentaria promovidas por Xi Jinping, quien ha instado a preservar los terrenos agrícolas.
Para equilibrar ambas prioridades, China ha comenzado a implementar soluciones como la agrovoltaica, en la que los paneles solares se instalan de manera que permitan el cultivo o el pastoreo debajo de ellos. Sin embargo, este modelo sigue enfrentando desafíos en la práctica.
El papel de China en la industria solar global
China no solo lidera en la generación de energía solar, sino también en la producción de componentes y tecnología fotovoltaica. Controla aproximadamente el 80% de la cadena de suministro mundial de paneles solares, lo que le otorga una ventaja competitiva enorme en el mercado global.
En 2023, China instaló más capacidad solar que la mayoría de los países en toda su historia. En concreto, sumó 216,9 GW de energía solar nueva, superando el total acumulado de Estados Unidos. Este crecimiento ha sido impulsado por subsidios estatales y políticas de apoyo que han favorecido la inversión en renovables.
Desafíos y controversias
Aunque los avances en la energía solar son prometedores, el sector también enfrenta críticas. Una de las mayores controversias es la relación entre la producción de paneles solares y los derechos humanos en Xinjiang, donde han surgido denuncias sobre trabajo forzado en la fabricación de polisilicio, un material clave para los módulos solares.
Además, la rápida expansión de las granjas solares ha generado problemas con la infraestructura eléctrica, ya que algunas regiones carecen de capacidad para absorber la nueva energía generada. Esto ha llevado a restricciones en la conectividad de nuevos proyectos hasta que se modernice la red.
China se ha consolidado como el centro de la revolución solar mundial, con proyectos de una escala sin precedentes. Desde gigantescas instalaciones en Xinjiang hasta innovadoras plantas flotantes, el país apuesta fuertemente por transformar su matriz energética. Sin embargo, esta expansión no está exenta de desafíos, desde la competencia con la producción agrícola hasta preocupaciones sobre las condiciones laborales en la industria. Con un crecimiento que no muestra signos de desaceleración, el futuro de la energía solar en China determinará en gran medida el panorama energético global.