El recibo de la luz sigue dando quebraderos de cabeza a millones de españoles tras un año marcado por subidas inesperadas, apagones y una volatilidad de precios que no da tregua al bolsillo familiar. Si a esto sumamos las olas de calor y un contexto internacional inestable, la factura eléctrica se perfila otra vez como uno de los principales gastos del hogar, poniendo a prueba la resistencia de las economías domésticas y la paciencia de los usuarios.
Durante 2025, la factura de la luz ha experimentado fuertes variaciones, llegando a registrar en junio un incremento medio del 12%, según datos de la OCU. Las causas son múltiples: desde la incidencia de eventos extraordinarios como el apagón nacional de abril, hasta factores estructurales como la bajada en la generación de renovables y una demanda disparada por las altas temperaturas. Todo esto repercute directamente en el presupuesto familiar, con la factura mensual superando los 67 euros de media en hogares con tarifa regulada (PVPC), y con efectos también sobre quienes tienen contratos en el mercado libre.
El impacto del apagón y la subida de precios
El apagón del pasado abril dejó huella en la factura eléctrica. A pesar de que el suministro se restableció rápidamente, el efecto en los costes se ha mantenido durante meses. Según la OCU y otros observadores, los precios en el mercado mayorista se dispararon hasta los 72,6 euros/MWh en junio, frente a los apenas 19,13 euros/MWh del mes anterior. Este salto, un 279% de subida, ha supuesto que hogares tipo con una potencia contratada media vieran su recibo aumentar de 60,44 a 67,43 euros en apenas un mes. Usuarios tanto de la tarifa regulada como del mercado libre han sentido el impacto, convirtiéndose la factura en un problema cotidiano que erosiona el ahorro anual.
Este encarecimiento no tiene un único responsable. Tras el apagón, la generación de energía renovable —especialmente la eólica e hidroeléctrica— cayó de forma abrupta, forzando a depender más de tecnologías energéticas más caras y contaminantes. Además, el calor asfixiante de junio y la llegada anticipada de la primera ola de calor del verano provocaron un repunte notable en el consumo, sobre todo por el uso del aire acondicionado. Todo este cóctel ha llevado a que la factura eléctrica se dispare justo cuando más se necesita aliviar la carga del presupuesto doméstico.
La factura eléctrica, muy por encima de nuestros vecinos europeos
La industria española soporta una factura eléctrica mucho más elevada que sus competidores europeos. Según el último barómetro de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), el coste para una industria electrointensiva en España es un 172% más alto que en Francia y un 48% superior al de Alemania. Esto se debe, principalmente, a que los clientes españoles afrontan sobrecostes añadidos como servicios de ajuste, peajes y menores compensaciones por emisiones de CO2 respecto a sus homólogos europeos. Esta diferencia no solo penaliza la competitividad, sino que también repercute indirectamente en el consumidor final.
Calor extremo y factura eléctrica: el efecto del cambio climático
El cambio climático está multiplicando los costes energéticos familiares. Un informe reciente de la consultora Raisin revela que el aumento de las olas de calor en España ha provocado que el gasto anual en aire acondicionado por hogar se haya duplicado, pasando de 130 a 260 euros. A nivel nacional, esto supone un sobrecoste de unos 2.500 millones de euros anuales solo por el uso de sistemas de climatización. La climatización ha dejado de ser un lujo y se ha convertido en una necesidad básica, especialmente cuando las temperaturas máximas superan los 40 grados y las mínimas no bajan de 25.
¿Cómo ahorrar en la factura eléctrica?
En un mercado con precios cada vez más volátiles, comparar tarifas y ajustar el consumo es clave. Según la OCU, la diferencia anual entre escoger la mejor y la peor tarifa puede llegar a los 500 euros en un año típico. Es recomendable aprovechar las horas más baratas del día (habitualmente nocturnas y los fines de semana) para el uso intensivo de electrodomésticos, como la lavadora o el lavavajillas. Mantener la temperatura del aire acondicionado en torno a 26°C ayuda a reducir el consumo hasta en un 7% por cada grado que se suba.
El mercado regulado (PVPC) ha reformado su sistema de cálculo, incorporando progresivamente precios a medio y largo plazo para suavizar las oscilaciones diarias y fomentar el uso eficiente de la energía. En 2025, el 40% del precio de la tarifa regulada se basa en el mercado de futuros. Además, es importante revisar la potencia contratada, utilizar bombillas LED, mantener los electrodomésticos en modo eficiente y desconectar aparatos en standby.
También existen programas y ayudas, como el Bono Social Eléctrico, que ofrecen descuentos temporales de hasta el 65% para consumidores vulnerables severos. Revisar periódicamente las condiciones de contratación y asesorarse sobre las opciones disponibles puede suponer un ahorro importante en la factura.
Con la llegada de nuevas olas de calor, subidas de impuestos y la volatilidad en los mercados energéticos, la factura eléctrica en España requiere vigilancia y gestión activa. Implementar medidas de eficiencia y mantenerse informado sobre cambios regulatorios permitirá a las familias reducir el impacto económico y evitar sustos en el recibo mensual.