El reciclaje del aceite de cocina doméstico está cobrando protagonismo como herramienta fundamental para reducir la contaminación y avanzar hacia un modelo energético más sostenible. En León, un grupo de jóvenes universitarios ha dado un paso clave al lanzar un proyecto que propone transformar el aceite vegetal usado en biodiésel, facilitando así la gestión responsable de residuos y el aprovechamiento de recursos que, de otro modo, supondrían un grave riesgo ambiental.
La iniciativa, conocida como “De freír a fluir”, surge en el seno de la Universidad de Guanajuato, donde estudiantes y egresados de las áreas de Ingeniería Química Sustentable y Energías Renovables han sumado esfuerzos para ofrecer una solución efectiva al problema de la disposición inadecuada del aceite. Además de evitar la contaminación de miles de litros de agua, el proyecto fomenta la participación ciudadana y refuerza el compromiso social con el entorno.
Un problema ambiental convertido en oportunidad
Actualmente, un solo litro de aceite usado puede llegar a contaminar hasta 40.000 litros de agua, lo que supone un riesgo directo para acuíferos y ecosistemas cercanos. En la ciudad de León, se estima que el 70% del aceite de cocina es consumido en hogares y el resto en sector industrial y comercial, pero solo existen cuatro centros de acopio oficiales, una cifra insuficiente para cubrir la demanda de recolección y reducir la contaminación hídrica.
La puesta en marcha del plan prevé la instalación de 350 puntos de recogida distribuidos en escuelas de educación básica para el año 2026, lo que facilitará la entrega del residuo por parte de la población. Con este paso, se busca acercar el reciclaje a barrios y comunidades, simplificando la logística y haciéndola mucho más accesible para todos.
El biodiésel, un biocombustible que apuesta por la sostenibilidad
El biodiésel se elabora a partir de aceites vegetales usados y representa una alternativa mucho menos contaminante que el diésel convencional derivado del petróleo. Su uso reduce la emisión de gases perjudiciales para el ambiente y contribuye a diversificar las fuentes de energía, potenciando la economía circular y avanzando hacia una ciudad más resiliente y respetuosa con el entorno natural.
Uno de los pilares del plan es no solo el aprovechamiento energético, sino también el impulso a la participación comunitaria. Las escuelas que participen recibirán incentivos como material escolar, gafas y apoyo en actividades deportivas, una medida que persigue involucrar a las nuevas generaciones en la cultura del reciclaje y la protección ambiental desde edades tempranas.
Reconocimiento y compromiso institucional
El trabajo de los responsables del proyecto ha sido distinguido con el respaldo de la Universidad de Guanajuato y de la Dirección General de Medio Ambiente de León, gracias al distintivo “Amigos por el planeta”. Esta distinción pone de manifiesto el esfuerzo de jóvenes comprometidos con transformar la realidad local y buscar soluciones que mitiguen los efectos del cambio climático.
Además de la recogida y transformación del aceite, la iniciativa promueve la educación ambiental entre la población, fortaleciendo valores de responsabilidad y sostenibilidad. El apoyo institucional garantiza la continuidad del programa y su potencial para replicarse en otras localidades que enfrenten retos similares.
El trabajo conjunto entre universidad, administración pública y sociedad posiciona al reciclaje de aceites vegetales y la producción de biodiésel como estrategias clave para disminuir la contaminación de las aguas y fomentar un modelo energético menos dependiente de combustibles fósiles. Proyectos de este tipo impulsan la mejora de la calidad de vida urbana y fortalecen el tejido social en torno al cuidado del medioambiente.