Crecimiento y futuro del consumo de biocarburantes en la UE

  • El consumo de biocarburantes en la UE creció un 1,3% en 2016, liderado por el biodiésel.
  • Francia y el Reino Unido lideraron el crecimiento del consumo en Europa.
  • La legislación europea impulsa biocombustibles avanzados, limitando los de primera generación.

El consumo de biocarburantes, especialmente en el sector del transporte, ha mostrado un crecimiento constante en la Unión Europea. Según EurObserv’ER, los datos preliminares de 2016 indicaron un ligero aumento del consumo, alcanzando los 14,4 Mtep (millones de toneladas equivalentes de petróleo), lo que representa un crecimiento interanual del 1,3%. Esto supuso un cambio respecto a los niveles de 2014 y 2015, cuando el consumo se mantuvo estable.

El biodiésel fue el principal impulsor de este crecimiento, debido tanto a políticas de sostenibilidad como a las normativas que exigen a los países usar combustibles más limpios. Si bien el bioetanol y otros tipos de biocarburantes tuvieron un papel menor en el consumo global, su relevancia no ha desaparecido. Este crecimiento está ligado a las obligaciones impuestas por las normativas de la UE que, desde la Directiva 2009/28/CE, han instado a los Estados miembros a integrar biocomponentes en los combustibles tradicionales.

Datos específicos del consumo de biocarburantes en 2016

Según los datos de EurObserv’ER, el consumo de biodiésel creció un 2,4%, alcanzando los 11,6 Mtep, consolidándose como el biocarburante más consumido en la Unión Europea. Este tipo de biocarburante representó el 80,6% del consumo total de biocarburantes. Mientras tanto, el bioetanol, que también juega un papel relevante en la mezcla con gasolina, sufrió una caída del 3,1%, situándose en 2,6 Mtep y representando un 18,4% del mix de biocarburantes totales. El biogás, aunque tiene un impacto mucho menor, contribuyó con un 1% del consumo total, lo que equivale a 138 Ktep.

Una particularidad del uso del biodiésel es que no se emplea en su forma pura, sino que se mezcla con diésel convencional para reducir las emisiones de CO2. Por su parte, el bioetanol también se mezcla con gasolina o se convierte en ETBE, un aditivo que mejora el rendimiento de las gasolinas. Es destacable que estos biocarburantes también tienen un impacto positivo en la reducción de gases de efecto invernadero, contribuyendo directamente a los objetivos climáticos de la UE.

Desglose del consumo en los principales países

Normativas de biocarburantes en Europa

A nivel de países, Francia y Reino Unido lideraron el consumo de biocarburantes en 2016. Francia, uno de los mayores consumidores de la UE, tuvo un crecimiento del 4%, alcanzando los 3.115 Ktep. Mientras que el biodiésel continúa dominando, el bioetanol en Francia experimentó un importante aumento del 9,3%, lo que muestra un fuerte compromiso hacia la diversificación de fuentes renovables. Por su parte, el Reino Unido también mostró una tendencia alcista, con un aumento del consumo de biodiésel del 5,8%.

Suecia, aunque con un volumen total menor que Francia y Reino Unido, sigue destacando como el país con mayor consumo per cápita de biocarburantes en la UE. En este país, el consumo de biodiésel creció un impresionante 34,4%, demostrando su avance hacia la adopción de combustibles más sostenibles.

En lo que respecta a Alemania, el mayor mercado de biocarburantes en la UE, este país mantuvo sus niveles estables, apoyado por políticas de sostenibilidad estrictas. Sin embargo, se espera que Alemania continúe siendo un referente en la producción y el consumo de energías renovables, especialmente en el contexto de nuevos desarrollos tecnológicos e innovaciones en biocombustibles avanzados.

Nuevas normativas y cambios en el mercado

En los últimos años, la legislación de la Unión Europea ha sido un motor clave para el desarrollo de los biocarburantes. La Directiva 2009/28/CE de Energías Renovables impuso objetivos obligatorios para todos los Estados miembros, marcando el inicio de una transición hacia una mayor adopción de biocarburantes en el transporte.

A partir de 2021, se ha puesto un límite a los biocarburantes de primera generación, aquellos producidos a partir de cultivos alimentarios, para dar mayor prioridad a los biocombustibles avanzados, como los de segunda y tercera generación, que se producen a partir de residuos y subproductos. Con esta medida, se busca reducir el impacto negativo relacionado con el cambio indirecto en el uso de la tierra (ILUC).

En este contexto, el biodiésel de segunda generación ha ganado terreno, siendo producido a partir de materiales como el aceite de cocina usado y otros tipos de residuos. Esto ha permitido a países como España avanzar en su compromiso con la transición energética y la sostenibilidad, mientras otros, como Alemania y Francia, exploran tecnologías más avanzadas para la producción de biocarburantes.

En paralelo, las políticas para 2030 de la Unión Europea seguirán imponiendo objetivos ambiciosos. Estos requisitos incluyen la integración de biocombustibles avanzados y un aumento considerable en la cuota de energías renovables dentro del transporte.

Proyección futura del mercado de biocarburantes en la UE

A futuro, se espera que el sector de biocarburantes continúe en expansión, con un enfoque específico en las tecnologías avanzadas. Mientras que el biodiésel seguirá dominando el mercado global de biocarburantes, se prevé que el bioetanol y otros combustibles avanzados, como el biogás, desempeñen un papel más significativo en los próximos años.

La industria se enfrenta a varios desafíos, entre ellos la capacidad de adaptar sus procesos productivos para cumplir con las normativas actuales y futuras. Empresas energéticas como Cepsa ya han anunciado planes ambiciosos para incrementar su producción de biocombustibles avanzados, con el objetivo de alcanzar una producción anual de más de 2,5 millones de toneladas para 2030. Este impulso proviene también de las políticas energéticas europeas, que exigen un mayor uso de estos combustibles para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

El biometano ha comenzado a ganar relevancia en ciertos sectores, en particular en países como Alemania y Suecia. Aunque todavía representa un pequeño porcentaje del consumo total de biocarburantes, su potencial para el transporte por carretera y el transporte marítimo está siendo explorado a gran escala.

En este contexto, la apuesta por los biocarburantes avanzados es clara. A medida que se desarrollan nuevas tecnologías, la competitividad de estos combustibles frente a los carburantes fósiles tradicionales sigue aumentando, y su integración será esencial en la transición hacia una movilidad más sostenible.

El futuro pinta un panorama donde la combinación de biocombustibles, electrificación y la expansión de tecnologías limpias será clave para cumplir los objetivos de sostenibilidad y descarbonización de la Unión Europea.


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