¿Cómo un pequeño país sin reservas de petróleo ha logrado reducir sus costos energéticos, disminuir su dependencia del crudo y ser líder en energías renovables?
En los últimos 10 años, Uruguay ha pasado de ser un país dependiente de los combustibles fósiles a uno de los líderes globales en la generación de electricidad a partir de energías renovables, especialmente la energía eólica. Este sorprendente desarrollo no solo ha permitido al país reducir sus costos energéticos, sino también mejorar su resiliencia frente al cambio climático y fortalecer su independencia energética.
¿El petróleo barato significa el fin de las renovables?
Actualmente, más del 30% de la electricidad de Uruguay proviene de la energía eólica, mientras que países como Brasil apenas superan el 6%. El gobierno uruguayo espera que esta cifra continúe creciendo, apuntando a un 38% para el año 2017, lo que colocaría a Uruguay muy cerca del líder mundial, Dinamarca, que genera un 42% de su electricidad a partir del viento.
Este avance ha sido posible gracias a una combinación de condiciones favorables para la generación de energía a partir del viento, inversión pública y privada, y una planificación energética a largo plazo. Las políticas implementadas no solo han permitido reducir los costos de energía, sino también mejorar la seguridad energética del país.
Condiciones favorables para la energía eólica en Uruguay
Uruguay tiene un relieve geográfico que en principio no parecía ideal para la energía eólica debido a su topografía de suaves pendientes. Sin embargo, estudios de medición de vientos realizados a partir de 2005 sorprendieron a los técnicos y científicos:
Uruguay cuenta con un recurso eólico estable durante todo el año, lo que ha permitido instalar aerogeneradores que alcanzan hasta un 50% de su capacidad nominal. Esto coloca al país en una posición de ventaja frente a otras naciones, como EE.UU., donde los parques eólicos operaron con un 34% de su capacidad en 2014.
El desarrollo de aerogeneradores de última generación y una mayor estabilización del viento han permitido una mejora sustancial en la eficiencia de los parques eólicos uruguayos, lo cual se refleja en un incremento constante de la capacidad instalada del país.
Planificación energética a largo plazo
Uno de los factores más importantes que ha contribuido al éxito de Uruguay en el ámbito de las energías renovables ha sido la planificación estratégica a largo plazo. El plan energético 2005-2030, diseñado e implementado con el apoyo de todos los partidos políticos del país, ha proporcionado un marco de estabilidad para inversores nacionales e internacionales.
A diferencia de otros países, Uruguay no ha dependido de subsidios para atraer inversión en energías renovables. En su lugar, el gobierno ha ofrecido licitaciones con garantías claras y una normativa transparente, lo que ha permitido crear un entorno seguro para los inversores. Los contratos firmados con las empresas de energía tienen una vigencia de hasta 20 años, lo que asegura la estabilidad en los ingresos de los inversionistas.
Impacto del cambio climático y las sequías
La diversificación de la matriz energética de Uruguay ha permitido que más del 90% de su electricidad se genere a partir de fuentes renovables, incluyendo la energía hidroeléctrica, eólica, biomasa y solar. Este cambio ha sido fundamental para mitigar los efectos de las sequías que cada vez son más frecuentes debido al cambio climático.
Las represas hidroeléctricas, que durante muchos años fueron el principal suministro energético del país, se han visto afectadas por las sequías provocadas por el calentamiento global. Sin embargo, la energía eólica ha complementado a la hidroeléctrica, permitiendo almacenar el agua en las represas durante los periodos ventosos.
Según varios estudios, las temporadas de sequía se harán más largas y frecuentes en el futuro, lo que hace que una dependencia exclusiva de la energía hidroeléctrica sea insostenible. Uruguay ha tomado la decisión acertada al diversificar su matriz hacia las energías renovables.
Innovación y exportación de energías renovables
El desarrollo de la energía eólica en Uruguay no solo ha beneficiado al país a nivel interno, sino que también ha abierto nuevas oportunidades para la exportación de energía limpia. Uruguay ahora exporta electricidad a países vecinos como Argentina y Brasil, lo que le ha permitido generar divisas y fortalecer su economía.
Además, Uruguay ha sido mencionado en numerosos foros internacionales como un modelo a seguir en la transición energética. Otros países de la región y del mundo están evaluando la posibilidad de implementar políticas similares para acelerar su descarbonización.
El papel de las asociaciones público-privadas
Uno de los aspectos clave que ha facilitado el crecimiento de las energías renovables en Uruguay ha sido el uso de asociaciones público-privadas. Bajo este modelo, las empresas privadas se encargan de la instalación y el mantenimiento de las turbinas eólicas, mientras que la empresa estatal UTE gestiona la red de distribución y asegura la compra de energía a las empresas privadas.
Este enfoque ha permitido a Uruguay reducir significativamente los costos de inversión inicial y acelerar la incorporación de energía renovable a su red eléctrica. En 2009, Uruguay inició una serie de subastas internacionales para la construcción de parques eólicos en el país, lo que resultó en una competencia feroz entre empresas que ofrecieron tarifas competitivas para abastecer la red del país.
El éxito de este modelo ha sido tal que en pocos años Uruguay ha logrado transformar completamente su matriz energética, con más del 38% de su energía proveniente del viento y un 45% de la hidráulica en 2018.
Hidrógeno verde: el futuro de la energía en Uruguay
Uruguay no se detiene en su búsqueda de un 100% de energía limpia. El siguiente paso es la generación de hidrógeno verde, considerado como clave para descarbonizar sectores difíciles como el transporte pesado y la industria.
Actualmente, Uruguay está evaluando diversas propuestas para llevar a cabo proyectos piloto de hidrógeno verde, con la vista puesta en exportar combustibles limpios como metanol o amoníaco a nivel internacional. El gobierno uruguayo ha establecido una hoja de ruta para convertirse en un actor clave en el mercado mundial del hidrógeno verde hacia el 2040.
Para lograr este ambicioso objetivo, Uruguay está buscando atraer inversiones privadas tanto nacionales como internacionales que permitan financiar la infraestructura necesaria y así afianzar su liderazgo en el sector de las energías renovables.
Con estos avances, Uruguay sigue demostrando que una transición energética hacia un futuro sostenible no solo es posible, sino también económicamente viable y beneficiosa para las futuras generaciones.