El amianto es una sustancia altamente tóxica para los humanos. Dependiendo de factores como la cantidad de partículas de amianto inhaladas, la duración de la exposición al material o el tipo específico de amianto, este puede provocar enfermedades graves como asbestosis, cáncer de pulmón o pleural, entre otras. Por eso, es crucial identificar este material para evitar problemas de salud. Sin embargo, muchas personas no saben cómo reconocer el amianto ni cómo gestionarlo correctamente.
Este artículo tiene como objetivo brindarte toda la información que necesitas para aprender a identificar el amianto y protegerte adecuadamente de sus peligros potenciales.
Características principales

Antes de profundizar en cómo reconocer el amianto, es útil conocer sus principales características. El amianto es un conjunto de minerales naturales que se organizan en fibras. Estas fibras son extremadamente delgadas y, bajo ciertas condiciones, pueden volverse fácilmente aerotransportadas y ser inhaladas, lo que representa el mayor riesgo para la salud.
A lo largo de la historia, el amianto ha sido apreciado por su resistencia al calor, a la abrasión y su capacidad de aislamiento. Esto lo convirtió en un material común en la industria, especialmente en los sectores de la construcción y el transporte. Algunos estudios sugieren que el amianto puede permanecer en el tejido pulmonar durante más de 20 años, lo que explica las enfermedades de largo plazo que puede desencadenar.
El amianto se ha utilizado en más de tres mil aplicaciones diferentes. A pesar de su prohibición en muchos países, especialmente en la Unión Europea, sigue presente en muchos edificios antiguos y productos fabricados antes de la prohibición, lo que lo convierte en un riesgo latente.
Propiedades del amianto

El amianto, también conocido como asbestos, está compuesto por silicatos de hierro, sodio, magnesio y calcio. Una de sus principales características es su estructura cristalina dispuesta en fibras extremadamente finas, que se agrupan formando fibras más grandes.
Entre sus propiedades más destacadas están su densidad relativa de aproximadamente 2,5 y un punto de fusión superior a los 1.000 ºC. Gracias a su composición química, es un mineral termorresistente y puede soportar temperaturas muy altas antes de descomponerse.
Otra característica interesante es que el amianto es resistente tanto a los álcalis (en particular el crisotilo) como a los ácidos (principalmente la amosita y la crocidolita). Esto explica por qué estos materiales se han utilizado de manera tan amplia en la industria, especialmente como aislantes.
El amianto es prácticamente indestructible. No es inflamable, es insoluble y tiene una gran resistencia eléctrica y al desgaste. Esto, sin embargo, lo convierte en un gran peligro cuando se libera en el aire, ya que sus fibras pueden permanecer suspendidas durante mucho tiempo.
Peligrosidad

El principal riesgo del amianto se produce cuando las fibras son inhaladas. Una vez en el cuerpo, las fibras más grandes son eliminadas a través del sistema mucociliar o por los macrófagos, pero las fibras más pequeñas pueden llegar a los alvéolos pulmonares. Estas fibras son altamente tóxicas, capaces de causar inflamación, fibrosis y cáncer.
No todas las fibras de amianto son igualmente peligrosas. Las fibras más delgadas y largas son las más dañinas porque pueden llegar a las partes más profundas de los pulmones. Por esta razón, las fibras de crocidolita y amosita son consideradas más peligrosas que las de crisotilo.
La toxicidad del amianto depende también de la duración de la exposición y la concentración de fibras en el aire. En ambientes de trabajo, la legislación establece límites para evitar la exposición prolongada. Existen regulaciones estrictas para el manejo del amianto, y en muchos países, como España, solo empresas especializadas están autorizadas para retirar amianto.
Es fundamental que el amianto no sea manipulado sin la protección adecuada ya que cualquier pequeña liberación de partículas puede conllevar riesgos para la salud.
Cómo reconocer el amianto
Aunque puede parecer difícil, existen diversos métodos para reconocer el amianto en tu hogar o propiedad.
Lo más común es ver el amianto en forma de placas de fibrocemento. Estas placas fueron utilizadas masivamente en la construcción de techos, paredes y suelos, especialmente en edificaciones anteriores a 2002. Para identificar si una placa de fibrocemento contiene amianto, puedes revisar la documentación de la propiedad. Si la placa fue fabricada después de 2001, es muy probable que no contenga amianto ya que su uso fue prohibido en ese momento.
Identificación por Inspección Visual
El primer paso para reconocer el amianto en tu propiedad es realizar una inspección visual. Existen diferentes colores que pueden ayudarte a identificar el tipo de amianto presente:
- Blanco: Es el más común y generalmente está presente en forma de crisotilo. Principalmente usado en techos, suelos y paredes, también puede encontrarse en tuberías, electrodomésticos y juntas.
- Marrón: Representado por la amosita, más utilizada en láminas de cemento, tuberías y paneles aislantes.
- Azul: Crocidolita, comúnmente utilizado en aislamiento térmico de máquinas de vapor y en plásticos y productos de cemento.
- Gris o verde opaco: Originado de la antofilita, encontrado en materiales de aislamiento y construcción.
- Verde o transparente: Asociado a la tremolita y actinolita, usualmente en construcciones que contienen amianto.
Consultando la documentación del edificio
Otra estrategia simple es consultar la documentación del edificio, particularmente las reformas realizadas antes de 2002. En muchos casos, los informes de construcción podrán indicar si se ha utilizado amianto. Además, si la cubierta tiene la inscripción «NT» (Nueva Tecnología), significa que no contiene amianto.
Toma de muestras
Si aún tienes dudas, la mejor manera de verificar la presencia de amianto es tomando una muestra del material y enviándola a un laboratorio especializado. Sin embargo, este procedimiento puede ser peligroso si no se cuenta con el equipo adecuado. Por esta razón, es altamente recomendable acudir a un profesional especializado.
En este contexto, un profesional no solo tomará la muestra de manera segura, sino que también podrá asesorarte sobre los siguientes pasos a seguir, desde la eliminación del amianto hasta las normas que regulan su desecho.
Cómo eliminar el amianto de forma segura
Una vez identificado el amianto, uno de los errores más grandes que se pueden cometer es intentar retirarlo sin la ayuda de profesionales. El amianto requiere una gestión especializada bajo estrictas normas de seguridad.
Contrata a un profesional autorizado
En España, por ejemplo, solo las empresas que están debidamente autorizadas por el Registro de Empresas con Riesgo de Amianto (RERA) pueden realizar la retirada de amianto. Estas empresas están capacitadas y equipadas para manejar la sustancia de manera segura y siguiendo todas las normativas necesarias.
Proceso de retirada
Cuando una empresa especializada se encarga de eliminar el amianto, el proceso incluye sellar las áreas afectadas y encapsular las fibras para evitar la liberación de partículas en el aire. Los materiales retirados deben ser almacenados en bolsas de seguridad herméticas y transportados a un vertedero autorizado para su eliminación.

Es importante tener en cuenta que no todo el amianto necesariamente debe ser retirado inmediatamente. Si los materiales que contienen amianto están en buen estado y no han sido dañados, es posible encapsularlos. Pero siempre se debe realizar un seguimiento para garantizar que no se deterioren con el tiempo.
Normativa y legislación
Hoy en día, el uso de amianto está prohibido en la mayoría de los países, incluida la Unión Europea desde 2005. En España, la prohibición total del amianto entró en vigor en 2002, lo que significa que cualquier edificio construido antes de esa fecha puede potencialmente contener esta sustancia peligrosa.
El RD 396/2006 establece las disposiciones mínimas de seguridad y salud aplicables a los trabajos con riesgo de exposición al amianto en España. Este decreto especifica, entre otras cosas, los límites de exposición para los trabajadores y la obligación de las empresas de estar registradas en el RERA.
Responsabilidades legales
Si eres propietario de una construcción que contiene amianto, es tu responsabilidad asegurarte de que el material se maneje de manera correcta. No solo por razones de salud, sino también para evitar sanciones legales derivadas de su incorrecta eliminación.
Además, la normativa exige que cualquier trabajo de reforma o demolición que ponga en contacto a los trabajadores con amianto debe seguir un plan de trabajo aprobado por la autoridad competente. Este plan debe incluir medidas de protección para los trabajadores y la comunidad en general.
Impacto del amianto en la salud
La exposición al amianto está vinculada a una serie de enfermedades graves. Entre las más comunes se encuentran:
- Asbestosis: una enfermedad pulmonar crónica que provoca cicatrices en los pulmones y dificultades respiratorias.
- Cáncer de pulmón: el amianto es un carcinógeno conocido, y la exposición prolongada puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.
- Mesotelioma: un tipo de cáncer relacionado casi exclusivamente con la exposición al amianto. Afecta el revestimiento de los pulmones, el abdomen y otras áreas del cuerpo.
La gravedad de las enfermedades relacionadas con el amianto suele depender de la duración y la concentración de la exposición. Para aquellas personas que han estado expuestas por mucho tiempo, incluso pequeñas cantidades de fibras, pueden representar un riesgo importante.
Recomendaciones para gestionar el amianto
Si sospechas que puede haber amianto en tu casa o lugar de trabajo, lo mejor es seguir estos pasos:
- No manipules el material sin protección. El simple hecho de perforar o romper materiales que contengan amianto puede liberar fibras en el aire.
- Contrata una empresa especializada. Solo profesionales certificados pueden manejar el amianto de manera segura.
- Revisa la legislación local. Asegúrate de cumplir con todas las normativas y de que los trabajadores estén debidamente capacitados.
El amianto ha sido un material ampliamente utilizado por sus cualidades, pero su peligrosidad es innegable. Afortunadamente, hoy en día existen soluciones seguras y efectivas para retirar el amianto o sellarlo adecuadamente, manteniendo la seguridad de tu hogar o lugar de trabajo.