La Central Térmica de Andorra fue durante décadas uno de los pilares económicos e industriales de la comarca de Teruel. Tras el cierre definitivo de la planta el 30 de junio de 2020, la región ha vivido un periodo de incertidumbre y transformación. Desde entonces, el proceso de desmantelamiento culminó en julio de 2024, marcando el final de una etapa para la economía local y el inicio de nuevos desafíos ligados a la transición energética y la reconversión industrial.
Durante estos cinco años, el debate social y político ha girado en torno a la falta de alternativas laborales sólidas y el escaso avance en la recuperación del empleo perdido. Mientras tanto, la comarca observa cómo la promesa de una transición justa se ha ido diluyendo en anuncios de inversiones y retrasos administrativos.
Desmantelamiento y legado
La vida útil de la Central Térmica de Andorra se extendió durante más de cuarenta años, tras su construcción entre 1974 y 1979. Endesa solicitó su cierre en 2018, una decisión impulsada por las exigencias ambientales europeas y la imposibilidad de afrontar las grandes inversiones requeridas para adaptar la planta a la nueva normativa sobre emisiones. La parada supuso el despido y traslado de numerosos empleados y el inicio de un proceso de desmantelamiento que movilizó hasta 312 trabajadores, muchos de ellos de la propia comarca.
El desmantelamiento incluyó la demolición de elementos emblemáticos como la chimenea y las torres de refrigeración, generando cierto malestar por la pérdida de patrimonio industrial. El proyecto supuso una inversión de 60 millones de euros, pero su impacto a largo plazo en el territorio aún está lejos de compensar la pérdida de cientos de empleos directos e indirectos.
Planes de acompañamiento y empleo
Tras el cierre, Endesa anunció un plan de acompañamiento para reactivar el empleo y la economía local, así como para apoyar una transición justa. El programa incluye la puesta en marcha de hasta siete proyectos renovables hibridados, dos proyectos de almacenamiento con baterías, una hidrogenera y varios proyectos sociales y medioambientales. Hasta ahora, solo dos parques solares han comenzado a funcionar, y su impacto en la creación de empleo estable ha sido limitado: apenas media docena de puestos fijos a largo plazo.
El alcalde de Andorra y representantes sindicales coinciden en señalar que la tramitación y puesta en marcha de las iniciativas ha sido demasiado lenta, sin resultados palpables hasta la fecha. Muchos antiguos trabajadores de la central permanecen desplazados fuera de Aragón, a la espera de la recolocación prometida, mientras que los empleados de las empresas subcontratadas han perdido sus empleos definitivamente.
Las formaciones sindicales y responsables municipales han solicitado reiteradamente mayor agilidad tanto a Endesa como al Ministerio de Transición Ecológica para acelerar la tramitación de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) necesaria para dar inicio a los nuevos proyectos. Sin este requisito, la inversión y generación de empleo continúa paralizada.
Inversiones, ayudas y situación del Nudo Mudéjar
La zona de transición justa de Aragón ha sido receptora de importantes anuncios de ayudas públicas y privadas. El Ministerio de Transición Ecológica ha aprobado más de 376 millones de euros en ayudas, apoyando 120 proyectos destinados a la comarca y a un total de 34 municipios. En paralelo, Endesa ha comprometido una inversión global de 1.800 millones de euros para la construcción de 1.843 MW de potencia renovable, lo que supondría más de 6.300 empleos en la fase de construcción y unos 370 empleos directos posteriores ligados a los nuevos parques renovables.
El despliegue de estas inversiones está pendiente del visto bueno administrativo y la ejecución de proyectos energéticos complejos. El Nudo Mudéjar representa la puerta de entrada para las nuevas instalaciones renovables, pero aún está a la espera de la DIA definitiva. La materialización de estos planes será fundamental para que la recuperación del empleo perdido no siga siendo una promesa incumplida.
Nuevos retos y proyectos futuros
Uno de los proyectos con potencial para transformar el futuro de la comarca es el megaproyecto de hidrógeno verde Catalina, que prevé una inversión de más de 2.300 millones de euros. Impulsado por un consorcio internacional, busca conectar los electrolizadores de Andorra con una planta de amoníaco en Sagunto, a través de una tubería dedicada. Se estima que la instalación podría comenzar a operar en 2027, aunque existen preocupaciones respecto al elevado consumo de agua del proyecto y su impacto ambiental en Aragón.
Según cifras de la Fundación Renovables, el proyecto Catalina podría consumir hasta un 10% del abastecimiento anual de agua de toda la comunidad, con la necesidad de ampliaciones en su segunda fase. Además, requerirá mayor capacidad de generación renovable para cumplir con las normativas europeas sobre energías limpias en la producción de hidrógeno.
El desarrollo efectivo de este megaproyecto y otros planes de transición serán decisivos para revertir la caída de población y empleo tras el cierre de la central térmica. La comarca continúa esperando que las promesas se concreten y que surjan nuevas oportunidades laborales vinculadas a la transición energética.