Un proceso que ha estado presente en el planeta desde hace miles de millones de años en forma de lluvia, hoy ha sido llevado a un nivel más avanzado gracias a la tecnología. Los avances recientes nos permiten convertir agua salada en potable de una manera eficiente y sostenible mediante la energía solar.
Un equipo del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) ha desarrollado un sistema de desalinización portátil pensado para llevar donde más se necesite. Esta innovación fue presentada como parte de una competición organizada por USAID para encontrar soluciones a la crisis de escasez de agua en áreas vulnerables de países en vías de desarrollo.
El desafío de convertir agua de mar en potable
Para ganar el primer premio de 140.000 dólares, los participantes debían demostrar que su invención no solo funcionaba, sino que también era económica, sostenible y energéticamente eficiente. Esto es vital, ya que la crisis del agua afecta a millones de personas en el mundo, y encontrar métodos sostenibles de potabilización del agua es indispensable.
El equipo del MIT ha basado su propuesta en el uso de paneles solares para cargar baterías que alimentan el sistema de electrodiálisis. Este proceso elimina la sal del agua marina de forma eficiente y la convierte en agua lista para el consumo.
¿Cómo funciona la electrodiálisis?
El profesor David L. Chandler del MIT lo describe de manera sencilla: “La electrodiálisis funciona al pasar una corriente de agua entre dos electrodos con cargas opuestas. Los electrodos empujan los iones de sal fuera del agua, dejando atrás agua potable en el centro de la corriente. Una serie de membranas separa el agua desalinizada del agua con sal.
Este sistema es revolucionario debido a que las membranas utilizadas no soportan grandes presiones, lo que extiende significativamente su vida útil y reduce los costos de mantenimiento. Estas membranas tienen un coste elevado, pero la baja presión permite que duren mucho más que otros sistemas.
Comparación con otras tecnologías de desalinización
A diferencia de la ósmosis inversa, que es el método más común pero que requiere de mucha energía y sufre de desgaste rápido en sus membranas, este sistema basado en electrodiálisis tiene un rendimiento del 90% en la conversión de agua salada en potable. Esto representa una mejora considerable frente a otros métodos.
Además, el sistema diseñado por el MIT tiene la ventaja de poder ser alimentado de manera independiente gracias a paneles solares. Esto lo hace ideal para zonas remotas y áreas sin acceso a energía eléctrica. Otros sistemas como el QuenchSea, fabricado por Hydro Wind Energy, utilizan principalmente fuerza manual logrando una producción de tres litros de agua potable por hora, pero su capacidad es limitada en situaciones de gran demanda.
Otra propuesta interesante es la de Oneka Technologies, que ha desarrollado un sistema que usa la energía undimotriz para generar agua dulce sin electricidad. Este sistema puede producir hasta 500 metros cúbicos de agua al día, lo que lo convierte en una opción viable para grandes comunidades necesitadas de agua potable.
Aplicaciones y alcance del sistema de desalinización portátil
El dispositivo portátil propuesto por el MIT es ideal para situaciones de emergencia, como campos de refugiados o lugares afectados por desastres naturales. Su portabilidad y facilidad de uso permiten llevar agua potable a zonas que han sido devastadas. Además, su bajo impacto ecológico lo convierte en una opción sostenible frente a otros sistemas más convencionales.
En este sentido, otras tecnologías como el uso de energía solar o hidráulica para desalinizar el agua también han demostrado ser efectivas. Sin embargo, el sistema del MIT destaca por su simplicidad de uso y eficiencia energética, lo que lo hace perfecto para usuarios no expertos en áreas vulnerables.
Desafíos y mejoras necesarias
Uno de los principales desafíos sigue siendo el costo de los materiales utilizados para fabricar los sistemas de desalinización. A pesar de la efectividad del sistema del MIT, el profesor Nidal Hilal de la Universidad de Nueva York señaló la necesidad de encontrar materiales más asequibles para hacerlo viable a gran escala sin que el coste sea prohibitivo para las comunidades más desfavorecidas.
A medida que la ciencia avanza, se espera que nuevas investigaciones den luz verde a materiales más económicos y de larga durabilidad, lo que aceleraría la adopción de estos sistemas en zonas donde la falta de agua potable es crítica.
La gran visión a largo plazo es que estos dispositivos de desalinización portátiles no solo sean usados en situaciones de emergencia o en sectores privados como el turismo, sino que puedan convertirse en una solución sostenible a la crisis mundial del agua.
Con el uso adecuado de la tecnología, podemos garantizar acceso a agua potable para millones de personas en todo el mundo, reduciendo los efectos negativos del cambio climático en las fuentes de agua dulce.