China no para de innovar y sus últimos avances en el sector energético no dejan de sorprender. Aunque este gigante asiático viene apostando fuerte por las energías renovables desde hace años, sus recientes logros en turbinas de gas y eólicas han captado la atención mundial. Entre estas innovaciones, destacan una turbina de gas de 300 MW y una gigantesca turbina eólica marina de 26 MW, ambas concebidas para aumentar la capacidad y la eficiencia energética del país.
Por un lado, la turbina de gas pesada, desarrollada por China United Gas Turbine Technology Co., se ha erigido como uno de los logros más importantes en el ámbito del gas natural. Esta tecnología, que cubre tanto sectores civiles como militares, ha logrado superar una crucial prueba de encendido y está preparada para generar 450.000 kilovatios por hora, lo que equivale a una octava parte del consumo de una ciudad como Pekín. Y todo esto se ha logrado en un tiempo récord, pues China ha reducido la diferencia tecnológica con Occidente en apenas unos años.
Turbina de gas de 300 MW: Un logro monumental
El desarrollo de la turbina de gas F-Class no ha sido una tarea sencilla. Esta máquina, compuesta por más de 50.000 componentes, está diseñada para operar en condiciones extremas, alcanzando temperaturas de hasta 1.400 grados Celsius. Gracias a su altísima capacidad de resistencia y eficiencia, puede funcionar en un ciclo combinado con renovables, lo que le permite alcanzar una eficiencia del 55%, muy superior a las plantas térmicas convencionales.
Y no solo eso, se espera que la turbina también juegue un papel crucial en el ámbito militar. Al ser ligera y más eficiente que las tradicionales turbinas diésel, su aplicación se extiende a la modernización de buques de guerra chinos. Con este avance, China busca competir directamente con otras potencias como Estados Unidos y el Reino Unido en el ámbito de la tecnología militar.
Este éxito no es fruto de la improvisación, sino de más de ocho años de investigación y desarrollo, un esfuerzo conjunto lanzado en 2012 que culminó en el exitoso encendido en 2024. Este hito supone un antes y un después para la industria energética china, que sigue avanzando a pasos agigantados.
Turbina eólica de 26 MW: La más grande del mundo
Otro gran salto tecnológico llega desde el sector de la energía eólica marina. China ha construido la turbina eólica más grande y potente del mundo, con una capacidad de 26 MW. Esta impresionante infraestructura, fabricada por Dongfang Electric, está diseñada para soportar vientos de hasta 10 m/s y puede generar 100 GWh de energía limpia anualmente, suficiente para abastecer a 55.000 hogares.
Esta gigantesca turbina tiene un diámetro de rotor de 310 metros, cubriendo un área mayor que el de diez campos de fútbol. Su construcción está optimizada para resistir los tifones, lo que la hace perfecta para su instalación en áreas costeras propensas a fenómenos meteorológicos extremos. Gracias a esta eficiencia, se espera que la turbina contribuya significativamente a los objetivos globales de reducción de emisiones, eliminando más de 80.000 toneladas de dióxido de carbono al año.
La capacidad de esta turbina reduce, además, el número necesario de unidades para generar grandes cantidades de energía, lo que ahorra costes y disminuye el impacto ambiental de su instalación. Según Wang Jun, subdirector general de Dongfang Electric, este proyecto ha permitido superar la dependencia de componentes extranjeros, lo que supone un avance clave para toda la industria.
Impulso hacia la neutralidad de carbono
China, que hasta hace unas décadas dependía en gran medida de los combustibles fósiles, está ahora a la vanguardia de las tecnologías energéticas. Y la clave de este impulso reside en su fortaleza en el sector de renovables, donde ha demostrado que la energía eólica offshore es una de las mejores apuestas para la transición energética mundial. No en vano, el país asiático domina no solo en la producción de turbinas, sino también en la instalación de parques eólicos y plantas energéticas.
El desarrollo de grandes aerogeneradores como el de 26 MW forma parte de la transición hacia una energía más limpia y sostenible. De hecho, tanto la energía eólica offshore como los avances en tecnologías de gas natural son esenciales para reducir la dependencia de fuentes contaminantes como el carbón o el petróleo.
De este modo, China no solo se posiciona como líder en la lucha contra el cambio climático, sino también como un rival a tener en cuenta en lo que respecta a la producción de tecnología de alto rendimiento y baja emisión de CO2.
Con estos avances, todo parece indicar que China seguirá siendo un actor clave en el mercado de la energía, y posiblemente, liderando la carrera hacia un futuro más limpio y eficiente.