Bruselas y el objetivo energético del 27%: Desafíos y oportunidades hacia 2030

  • La UE busca reducir un 40% de gases de efecto invernadero para el 2030.
  • Se establece un objetivo de al menos 27% de renovables en el consumo energético final.
  • Se propone limitar los subsidios a plantas térmicas con altas emisiones a partir de 2025.
  • El hidrógeno verde comienza a ganar terreno como alternativa en sectores difíciles de electrificar.

mas energias renovables

El Consejo de la Unión Europea ratificó hace unos días su objetivo de alcanzar al menos un 27% de energías renovables en el consumo final en el año 2030. Esta propuesta del Consejo se contrapone con el objetivo del Parlamento Europeo, que defiende un porcentaje del 35%, e incluso con las metas más ambiciosas de la propia Comisión Europea.

La decisión del Consejo sorprendió, ya que se produjo tan solo una semana después de que mandatarios europeos como Mariano Rajoy, ex presidente español, o el presidente francés, Emmanuel Macron, defendieran en París la necesidad de aumentar la presencia de las energías limpias, durante la One Planet Summit.

Los mecanismos para asegurar el cumplimiento de este objetivo se enmarcarán dentro de la gobernanza de la Unión Energética, un programa que busca coordinar los esfuerzos de los Estados miembros. El propósito es garantizar políticas comunes que permitan el logro de, al menos, ese 27%, a través de mecanismos de control y coordinación.

Desafío de las energías renovables

España ha mostrado una valoración positiva de la regulación propuesta, que simplifica los trámites administrativos para la instalación de renovables, establece nuevos compromisos relacionados con su penetración en el sector del transporte, y presenta criterios objetivos para evaluar el progreso de los Estados miembros en este frente. Estas medidas, según el Gobierno español, son clave para acelerar la transición energética.

El Ministerio de Energía español comparte la visión del Consejo, destacando que no debería haber discriminación ni subsidios cruzados entre los consumidores, y que todos deben contribuir de manera equitativa al costo del sistema eléctrico, independientemente de si son autoconsumidores o no.

Una decisión clave es que, para 2030, los Estados deberán reflejar en sus respectivos Planes Nacionales de Energía y Clima cómo van a cooperar con otros Estados europeos para cumplir con el objetivo de interconexión del 15%. Este objetivo busca mejorar la integración de las renovables entre países vecinos, priorizando la cooperación y las infraestructuras compartidas.

Cada dos años, se realizará una revisión de los progresos de los países en relación con este objetivo de interconexión. De encontrarse rezagos, la Comisión estará facultada para intervenir y cooperar con los Estados miembros a fin de encontrar soluciones que aceleren el proceso.

Red Eléctrica y la mejora de interconexiones

La importancia de alcanzar un mínimo de 15% en interconexión es crucial para países como España, que dependen en gran parte de las interconexiones para integrar mejor las renovables. De hecho, este es uno de los aspectos más exigidos por el Gobierno español, dado su papel estratégico para cumplir sus compromisos.

Objetivos renovables y el Acuerdo de París

El establecimiento de objetivos para el uso de energías renovables en la Unión Europea forma parte esencial de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París contra el cambio climático. Este pacto tiene como principal objetivo limitar el aumento de las temperaturas globales a 2º C con respecto a los niveles preindustriales. Para lograrlo, la UE se ha comprometido a reducir, como mínimo, un 40% de sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, tomando como referencia los niveles de 1990.

España no reduce las emisiones de CO2

La extensión de subsidios a las plantas térmicas es otro punto de debate dentro de las políticas energéticas europeas. Estos subsidios buscan compensar a los propietarios de dichas plantas por mantenerse como respaldo en los momentos en los que las fuentes renovables, como la solar o eólica, no están disponibles. Sin embargo, esta medida ha sido criticada por varias organizaciones sociales y ambientales, quienes consideran que subvencionar fuentes de energía fósiles va en contra de los objetivos del Acuerdo de París.

El comisario europeo Arias Cañete propuso que, a partir de 2020, las centrales térmicas que emitan más de 550 gramos de CO2 por kilovatio/hora de electricidad producida no reciban estos subsidios. A pesar de ello, los Estados miembros acordaron una reducción gradual de estos pagos a partir de 2025, para eliminarlos antes del 2030.

Reducir emisiones CO2

Francia, Dinamarca, Portugal y otros países apoyaron reducir drásticamente el uso del carbón, mientras que otros como Polonia y Hungría se mostraron más reticentes debido a su alta dependencia de este recurso. Esto refleja las diferencias dentro de la UE en cuanto a la velocidad y el enfoque para alcanzar una energía completamente limpia.

Biocombustibles y su papel en la sostenibilidad energética

En cuanto a los biocombustibles, los ministros de Energía de la UE propusieron que, para el año 2030, al menos un 14% del combustible usado en el transporte provenga de biocarburantes. Esta meta ha sido vista como un apoyo clave para este sector, pero también genera controversia. Se teme que el aumento de biocombustibles de primera generación, como los derivados del aceite de palma o la soja, compita con los cultivos destinados a la alimentación, lo que pudiera generar problemas de abastecimiento de alimentos. Para contrarrestar esto, la Comisión propuso limitar su cuota a un 3,8%.

Sin embargo, varias organizaciones ecologistas como Greenpeace y SEO/BirdLife han expresado su preocupación por el empuje hacia los biocombustibles. Argumentan que esta medida podría frenar el avance de otras tecnologías como el coche eléctrico, que a largo plazo podría ofrecer una solución más efectiva y limpia para el transporte.

El continuo debate sobre el papel de los biocombustibles es esencial para el futuro energético de la UE. A pesar de ser una fuente más limpia que los combustibles fósiles, su producción sigue estando bajo escrutinio debido a los efectos colaterales sobre el cambio de uso del suelo y la competencia con cultivos alimentarios.

Es por esta razón que el hidrógeno verde ha comenzado a ganar terreno como una alternativa viable a los biocombustibles. Si bien aún está en una fase temprana de desarrollo e implementación, este elemento promete ofrecer una solución a largo plazo, especialmente para sectores donde la electrificación es difícil. Se espera que avances en la producción y almacenamiento de hidrógeno puedan contribuir significativamente al cumplimiento de los objetivos energéticos de la UE.

Hidrógeno verde como alternativa


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