El impulso global a los biocombustibles sigue fortaleciéndose como alternativa para afrontar la transición energética y reducir la dependencia de los combustibles fósiles. El último movimiento en este tablero ha sido protagonizado por Brasil, que da un paso clave al elevar el porcentaje obligatorio de etanol en gasolina y biodiésel en el diésel, alineando esta decisión tanto con la coyuntura internacional de precios energéticos como con sus compromisos medioambientales.
Esta medida responde también a la necesidad de mostrar avances concretos en la lucha contra el cambio climático, especialmente en el contexto de la próxima Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU (COP30), cuya celebración en la ciudad amazónica de Belém situará a Brasil en el epicentro del debate global sobre sostenibilidad y transición energética.
Brasil afianza su liderazgo en bioenergía con el incremento de E30 y B15
A partir de agosto de 2025, la gasolina en Brasil deberá contener un 30% de etanol (E30), mientras que el diésel tendrá un 15% de biodiésel (B15). Este cambio, aprobado por el Consejo Nacional de Política Energética, busca no solo disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también reducir la presión sobre los precios y garantizar un mayor grado de autonomía energética.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva destacó que estos avances permitirán demostrar la capacidad de crecimiento económico del país sin recurrir a una mayor deforestación, gracias a los nuevos desarrollos tecnológicos en el sector agrario. Además, el Gobierno confía en que estas nuevas mezclas logren contener en parte los precios de los combustibles, que han sufrido alzas a raíz de las tensiones internacionales.
Desde el Ministerio de Minas y Energía, se recalca que la decidida apuesta por aumentar la proporción de biocombustibles reduce la dependencia de los combustibles fósiles y limita la necesidad de importar gasolina, actuando como escudo ante la inestabilidad de los mercados internacionales.
Brasil, uno de los mayores productores mundiales de etanol, ha basado tradicionalmente esta industria en la caña de azúcar, aunque el uso del maíz como materia prima también ha crecido considerablemente en los últimos años. El anuncio refuerza la posición de Brasil como referencia internacional en el desarrollo y uso masivo de biocombustibles líquidos.
Una tendencia que trasciende fronteras: Paraguay e India aceleran la integración del etanol
El modelo brasileño no es el único protagonista en el avance de los biocombustibles. Paraguay se convirtió este año en el primer país latinoamericano en adoptar oficialmente el E30, gracias también a una pujante industria bioenergética sustentada en cultivos como la caña de azúcar y la mandioca.
Por su parte, India sorprendió al acelerar la implantación del E20 (20% de etanol en la gasolina) en todas sus estaciones de servicio durante 2025, anticipándose a su calendario original y mostrando su determinación por transformar el sector del transporte. El país ya plantea como próximo objetivo alcanzar el E30 antes del final de la década, siguiendo muy de cerca el ejemplo latinoamericano y consolidando una transición de escala global.
Innovación en Europa: acuerdos para una cadena de suministro circular y sostenible
La escena europea de los biocombustibles también muestra signos de transformación, con compañías energéticas que refuerzan sus esfuerzos para garantizar un suministro estable y sostenible de materias primas. Un ejemplo de esta estrategia es el reciente acuerdo de 15 años entre TotalEnergies y Quatra, mediante el cual se asegurará la recogida y reciclaje de aceite de cocina usado procedente de distintos puntos de Europa para su conversión en biocombustibles, incluyendo biodiésel y combustible sostenible para aviación (SAF).
La capacidad instalada de procesamiento crece de la mano de la transformación de refinerías tradicionales en biorrefinerías, como evidencia la planta de La Mède en Francia, con una producción anual de hasta 500.000 toneladas de biocombustible. En paralelo, el complejo industrial de Grandpuits se prepara para producir 230.000 toneladas anuales de SAF, atendiendo la demanda de combustibles menos contaminantes por parte del sector aéreo.
Ventajas, retos y proyección de los biocombustibles en la transición energética
El incremento de la cuota de biocombustibles en los carburantes convencionales presenta beneficios ambientales, económicos y sociales. Por un lado, permite disminuir las emisiones de gases contaminantes; por otro, reduce la necesidad de importaciones y dinamiza sectores agrícolas y rurales vinculados a la producción de biomasa, generando empleos y valor añadido local.
No obstante, el desarrollo de los biocombustibles también plantea retos importantes, como la necesidad de consolidar una regulación estable, mejorar incentivos fiscales y garantizar que la expansión de cultivos energéticos no entre en conflicto con la seguridad alimentaria o la protección ambiental.
Otra ventaja relevante es que los biocombustibles líquidos, como el etanol y el biodiésel, pueden emplearse en la infraestructura ya existente y en los vehículos actuales, lo que facilita su despliegue inmediato especialmente en países donde la electrificación del transporte plantea mayores desafíos logísticos o económicos.
La experiencia de Brasil, Paraguay o la India demuestra que las políticas públicas sostenidas, el respaldo técnico y la colaboración entre sector público y privado son ingredientes esenciales para acelerar la transición hacia una movilidad y una economía más limpias y sostenibles.
El panorama energético global vive un momento de reconfiguración acelerada. El refuerzo de los biocombustibles en Brasil y la apuesta decidida de países como Paraguay e India invitan a pensar en un futuro donde estos carburantes jueguen un papel protagonista en la reducción de emisiones y en la independencia energética. Al mismo tiempo, la industria europea avanza en acuerdos y alianzas que garantizan el suministro de materias primas sostenibles y una producción a gran escala de combustibles alternativos. El desafío pasa ahora por consolidar estos avances, asegurar su viabilidad a largo plazo y ampliar la conciencia sobre su potencial en la sociedad y los mercados internacionales.