Francia ha puesto en servicio un tramo de autopista con carga dinámica por inducción en la A10, capaz de suministrar energía a los vehículos eléctricos mientras circulan. Se trata de un piloto de 1,5 km que opera en condiciones reales de tráfico y que busca demostrar la viabilidad de recargar en marcha sin necesidad de parar.
El proyecto está liderado por un consorcio formado por VINCI Autoroutes, Electreon, VINCI Construction, la Universidad Gustave Eiffel y Hutchinson, con apoyo público. En las primeras pruebas se han registrado potencias sostenidas por encima de 200 kW y picos de hasta 300 kW, cifras comparables a la recarga rápida actual.
Qué es y dónde está el tramo piloto
El segmento se ubica a unos 40 km al suroeste de París, cerca de Saint-Arnoult-en-Yvelines y Angervilliers. Bajo el asfalto se han instalado alrededor de 900 bobinas a unos 10 cm de profundidad que transfieren energía a receptores situados en los bajos de los vehículos.
Durante la fase de ensayos participan cuatro tipos de vehículos (turismo, furgón, autobús y camión pesado) equipados con receptores compatibles. Para el transporte pesado, en este tramo de 1,5 km la recarga es todavía modesta (en torno al 1% de energía), pero suficiente para validar el funcionamiento continuo en tráfico abierto.
En escenarios de prueba específicos, con potencias sostenidas superiores a 200 kW, se ha llegado a recuperar una fracción significativa de la batería en pocos minutos de conducción, lo que respalda el potencial de la carga dinámica para recorridos prolongados. Como están cambiando las baterías de sodio aporta contexto sobre la evolución de las baterías en movilidad eléctrica.
La iniciativa se enmarca en el programa nacional de descarbonización del transporte, con una financiación pública de referencia de 26 millones de euros para su desarrollo, integración y evaluación técnica.
Tecnología, pruebas y seguridad
El sistema funciona por inducción electromagnética: las bobinas bajo la calzada generan un campo que los receptores del vehículo convierten en electricidad. Un control embebido identifica vehículos autorizados y activa la transferencia sólo cuando procede, asegurando eficiencia y seguridad.
La tecnología ha superado ensayos de durabilidad equivalentes a 25 años de tráfico pesado, así como verificaciones en laboratorio y mediciones independientes en Francia. Además, el consorcio trabaja en interoperabilidad para que distintos fabricantes puedan adoptar receptores compatibles.
Para el uso comercial se barajan modelos de suscripción o pago por uso, orientados tanto a flotas como a particulares, una vez que los fabricantes integren los receptores en serie o se ofrezcan kits de adaptación homologados. Este tipo de soluciones interesa especialmente a flotas y empresas que buscan optimizar costes y operaciones.
Entre los retos están el coste por kilómetro electrificado (estimado en torno a 13 millones de euros en proyectos de referencia), la necesidad de estandarizar equipos y una eficiencia global cercana al 85%, con pérdidas inherentes a la transferencia inductiva que se monitorizan para optimizar el rendimiento.
- Ventajas clave: menos paradas, posibilidad de baterías más pequeñas y menor huella de carbono del ciclo de vida.
- Desafíos: inversión en obra civil, compatibilidad vehicular y mantenimiento a largo plazo.
Hoja de ruta y contexto europeo
Si el piloto confirma objetivos técnicos y de explotación, Francia plantea ampliar a unos 100 km de tramos electrificados en la próxima década y avanzar hacia una red de hasta 9.000 km en 2035, lo que cubriría la mayor parte de las autopistas del país.
El principal beneficiado sería el transporte de mercancías: al recargar en movimiento, los camiones pueden operar con baterías más ligeras, reducir costes y recortar emisiones. Según estimaciones del sector, la carretera concentra la mayoría de desplazamientos hoy y seguirá siendo clave en las próximas décadas.
Europa también acelera: Suecia trabaja en un corredor de referencia hacia Hallsberg, Alemania prueba sistemas con pantógrafos en la A5, Italia experimenta en la A35 Brebemi, y España avanza con pilotos urbanos e industriales (CTAG, Endesa X Way). Todo ello bajo el impulso regulatorio para descarbonizar el transporte y los objetivos comunitarios de electrificación. En España hay ejemplos prácticos de pilotos urbanos e industriales que ayudan a comparar enfoques.
La experiencia francesa podría convertirse en modelo continental si demuestra ahorros en batería, menor dependencia de materias primas y fortalecimiento de la industria europea de componentes y software de gestión energética.
Con un despliegue progresivo, la A10 marca un hito que ilustra cómo integrar la carga en la infraestructura viaria: una propuesta que reduce la ansiedad por la autonomía, facilita viajes largos y abre la puerta a vehículos más asequibles sin sacrificar alcance.
