
El ajolote (Ambystoma mexicanum) es uno de los anfibios más fascinantes y únicos en el reino animal por sus sorprendentes habilidades y características. Desde su descubrimiento hace 150 años, ha captado la atención de científicos y amantes de la fauna debido a su inusual capacidad de regenerar partes del cuerpo y su comportamiento neoténico, manteniendo una apariencia juvenil a lo largo de toda su vida adulta.
El ajolote es una especie endémica de los lagos de Xochimilco, en la Ciudad de México, y a pesar de su popularidad en cautiverio, las poblaciones salvajes están en peligro crítico de extinción. En este artículo, abordaremos en detalle las características físicas y biológicas del ajolote, su hábitat, alimentación y reproducción, además de algunas curiosidades que hacen de este animal una especie única y sorprendente.
Características principales del ajolote
Conocido científicamente como Ambystoma mexicanum, el ajolote es famoso por su capacidad regenerativa, lo que le permite reconstruir extremidades, la cola e incluso partes vitales como el cerebro y el corazón. Este asombroso poder no solo despierta interés en el ámbito científico, sino que también supone una ventana para investigaciones médicas sobre la regeneración celular y la reparación de tejidos humanos.
Una de las características más peculiares del ajolote es su neotenia, lo que significa que alcanza la madurez sexual sin pasar por una metamorfosis completa. A diferencia de la mayoría de las salamandras que sufren transformaciones que les permiten vivir en la tierra, el ajolote mantiene características larvales como las branquias externas y su estilo de vida completamente acuático.
El ajolote puede medir entre 15 y 30 cm de largo y pesar entre 60 y 230 gramos. Existen diversas pigmentaciones: van desde el marrón y gris, hasta albinos muy característicos con una piel blanca y ojos rojizos. Existen mutaciones que le otorgan colores particulares como el dorado albino o el leucístico, que muestra una piel rosada con ojos negros.
Descripción física del ajolote
El ajolote presenta una ancha y plana cabeza, con ojos pequeños y sin párpados. Su boca amplia le otorga una apariencia «sonriente», característica que hace que esta especie sea especialmente llamativa. A ambos lados de la cabeza, el ajolote tiene tres pares de branquias externas en forma de plumón que le permiten respirar bajo el agua y le proporcionan un aspecto muy distintivo.
Además de las branquias, el ajolote tiene la capacidad de respirar a través de sus pulmones y su piel, un rasgo compartido por otras especies de anfibios. Su cuerpo es delgado y largo, con una cola aplanada lateralmente que utiliza para nadar, lo que le proporciona mayor agilidad en el agua. Aunque posee extremidades delgadas, no están lo suficientemente desarrolladas para caminar fuera del agua.
Los colores del ajolote en estado salvaje tienden a ser oscuros, como el marrón o el negro, lo que les proporciona camuflaje natural en su entorno acuático. En cautiverio, sin embargo, se crían variedades albinas y leucísticas, cuyas tonalidades más claras los hacen populares como mascotas.
Hábitat y distribución del ajolote
El ajolote es una especie endémica de México, que históricamente ha vivido en las cuencas de los lagos de Xochimilco y Chalco. Sin embargo, debido a la urbanización de la Ciudad de México, la contaminación de los lagos y la introducción de especies exóticas como las tilapias y las carpas, sus poblaciones han disminuido drásticamente y hoy apenas se les puede encontrar en los canales de Xochimilco.
Los ajolotes prefieren aguas dulces, frías y bien oxigenadas, con temperaturas que oscilan entre los 10 y 20 grados Celsius. Su entorno debe contener abundante vegetación acuática, que no solo les proporciona refugio frente a depredadores, sino que también sirve como una plataforma segura donde depositan sus huevos.
En cautiverio, el ajolote puede sobrevivir siempre y cuando se mantengan unas condiciones muy específicas en su entorno acuático. Es vital que el agua esté libre de contaminantes como el cloro y el amoníaco, que pueden ser letales para estos anfibios.
Alimentación del ajolote
El ajolote es un carnívoro estrictamente nocturno. En estado salvaje, se alimenta de pequeños peces, insectos acuáticos, larvas de mosquitos, crustáceos y pequeños invertebrados. Dado que no posee verdaderos dientes, el ajolote emplea su boca para succionar su comida, engullendo presas enteras que luego digiere en su tracto digestivo.
En cautiverio, su dieta puede incluir lombrices, pequeños trozos de carne como pollo o pescado, así como otros alimentos vivos como larvas de insectos y camarones. Es esencial evitar el exceso de comida en su dieta, ya que una sobrealimentación puede provocar obesidad y empeorar la calidad del agua en la que habita.
Los juveniles se alimentan con mayor frecuencia que los adultos, lo que implica que los ajolotes jóvenes deben ser alimentados diariamente, mientras que los adultos pueden alimentarse entre 2 y 4 veces por semana.
Reproducción del ajolote
El proceso reproductivo del ajolote es tan singular como su biología. Los ajolotes alcanzan la madurez sexual a los 12-18 meses, aunque nunca pasan por la metamorfosis, lo que significa que se reproducen manteniendo sus características larvales. Este rasgo distintivo es una de las manifestaciones más claras de la neotenia en esta especie.
El cortejo del macho implica una danza en la que utilizan movimientos rápidos de la cola para llamar la atención de la hembra. Durante la cópula, el macho deposita paquetes de esperma en el lecho del lago, conocidos como espermatóforos, que la hembra recoge con su cloaca para fertilizar sus óvulos internamente.
La hembra puede poner entre 200 y 300 huevos, que son adheridos a superficies dentro del agua, como vegetación acuática o rocas. En aproximadamente 14 días, los huevos eclosionan y las crías emergen con una apariencia larval, completamente listas para comenzar su vida acuática y alimentarse por sí mismas, aunque su tasa de supervivencia en la naturaleza es bastante baja debido a la presencia de depredadores como los peces introducidos.
El ciclo reproductivo del ajolote ha sido motivo de estudio debido a su neotenia y su capacidad regenerativa, y hoy en día se están haciendo esfuerzos significativos para fomentar la reproducción en cautiverio y salvaguardar a esta especie. No obstante, la situación del ajolote en estado silvestre sigue siendo crítica debido a la contaminación y la pérdida de su hábitat.
El ajolote representa mucho más que un animal con cualidades fascinantes. Este pequeño anfibio ha tenido un impacto profundo en la ciencia moderna, particularmente en los estudios sobre regeneración celular, y su extinción significaría la pérdida de una oportunidad invaluable para el aprendizaje científico. Además, es un animal culturalmente significativo para México, siempre representado en la mitología y leyendas locales.