Los países subdesarrollados tienen grandes deudas externas financieras pero los países ricos y desarrollados del norte tienen una gran deuda ecológica.
El concepto de deuda ecológica surge junto al de sostenibilidad debido a su intima relación. El mal uso de los recursos naturales, el derroche y daño ambiental de los recursos que ofrece el planeta, la ocupación gratuita de espacios compartidos, la producción de residuos, perdida de activos ambientales, el excesivo consumo y degradación del medio ambiente producen la deuda ecológica de un país.
Cuando un país o población consume más de lo que es capaz de producir en cuento a sus recursos comienza a consumir y utilizar recursos que le corresponden a otras naciones o pueblos. Si se contamina más de lo que el medio ambiente puede absorber se crea deuda ecológica.
Los países ricos se han enriquecida la mayoría de ellos no solo explotando y agotando gran parte de sus recursos sino también en tierra extranjeras especialmente países pobres.
La deuda ecológica favorece la desigualdad social entre países debido a la gran injusticia que se produce ya que unos pocos consumen mucho y muchos consumen poco o nada.
El cambio climático y la gran contaminación ambiental son algunas de las consecuencias directas de la deuda ecológica de los países ricos.
La deuda ecológica no es asumida por los gobiernos como en el caso de la deuda externa que existe gran cantidad de organismos, normativa e instrumentos para presionar a los países a pagar.
La responsabilidad por el deterioro ambiental no es afrontada con la seriedad que debería por los países. Los gobiernos no quieren asumir el costo económico que implica tener una deuda ecológica.
Los países desarrollados deben cambiar sus estilos de vida, hábitos de consumo y mejorar los procesos productivos para disminuir sus impactos en el medio ambiente. Pero además de ayudar a los países subdesarrollados a salir de su estado de pobreza y problemas ambientales ya que ellos colaboraron en forma directa o indirecta a empeorar su situación.