La avaricia de las multinacionales para con el aceite de palma está consiguiendo que la gran demanda internacional de este aceite de palma barato sea uno de los puntos de conflictos alrededor del globo.
Esto provoca que bosques enteros sean sustituidos por plantaciones enormes de este tipo de planta, lo que contribuye a la destrucción de la flora y la fauna de estos entornos. Un caso ejemplo es el vivido en las islas de Borneo y Sumatra donde el rápido crecimiento de la industria en relación con el aceite de palma ha conseguido que en los 20 años pasados decenas de miles de orangutanes hayan sido minados o matados.
Desde 2006, se estima que 1500 orangutanes han sido matados después de rondar cerca de las plantaciones de aceite de palma, aparte de que miles hayan muerto debido a la deforestación causada por el cultivo de esta planta tan demandada en los mercados internacionales.
Según expertos, en 25 años o menos los orangutanes podrían ser extinguidos si el ratio sigue tal cual como está ahora.
El aceite de palma y sus derivados se encuentran en miles de productos alrededor del mundo, desde el lápiz de labios a la pasta de dientes o incluso en los donuts. Una planta muy versátil que es bien barata y bien eficiente, más que otros aceites vegetales. Unos 44.000 millones de dólares anualmente se lleva la industria con los productos derivados del aceite de palma.
Según la World Wide Fund para Nature, 300 campos de futbol de selva se destruyen cada hora para convertirlos en plantaciones para aceite de palma.
Y lo que no hay que «demonizar» al aceite de palma, sino más bien a las multinacionales que practican operaciones de plantaciones enormes para cubrir esa demanda. Hay un mercado de aceite de palma sostenible en la que pequeños agricultores se agrupan alrededor de asociaciones para demostrar que hay otras formas para cultivarlo. El vídeo que comparto muestra un poco de lo dicho.